El 9 de abril la multitudinaria          marcha por la paz y          en defensa de lo público, constituyó un verdadero y perentorio          mandato popular          que expresa el sentimiento de los colombianos en favor de la          democracia y en          contra de poderes tiránicos, arbitrarios y retrógrados, como el          que representa          el Procurador Alejandro Ordoñez.
Cuál es la democracia que se promete          a los alzados          en armas, hoy en diálogo de paz, si en el desarrollo de la vida          nacional, por          un lado lo que se ha observado son acciones criminales de          represión y muerte          contra todos aquellos humildes que desarmados han salido a la          calle a protestar          contra las injusticias que imponen las políticas neoliberales          del gobierno, y          por otro, los abusos de poder de la extrema derecha arrasando a          dirigentes          políticos que han contado con el respaldo del voto luchando          contra toda la          corruptela que hoy carcome al sistema electoral colombiano.          Estos son los casos          del alcalde Gustavo Petro y de la Senadora Piedad Córdoba,          condenados a la          muerte política por la razón específica de que sus proyectos de          país no          coinciden con los del bipartidismo tradicional que ha mantenido          a la mayoría de          los colombianos en situación de miseria y de guerra.
La paciencia de los de abajo tiene          su límite y los          desafueros del bloque de poder de las castas oligárquicas están          haciendo que se          desborde.
Paralelo al discurso demagógico de          paz, el régimen          cada día perpetra hechos que robustecen el militarismo, que le          cierran espacios          a quienes han creído en la acción política y social dentro de          los parámetros de          la legalidad.
¿Entonces cómo entender esta          contradicción?          Solamente la sabiduría y la fuerza del pueblo en movilización y          unidad, podrán          establecer una salida, una alternativa de poder que abra las          puertas de la          verdadera democracia y la paz con justicia social en nuestra          patria.
Esta es hora de determinaciones.          Esta es hora de          dignidad, esta es la hora en que el pueblo debe hacer sentir su          voz.
Más allá de las posiciones políticas          de grupo o de          partido, más allá de las desencuentros circunstanciales, el          Movimiento          Bolivariano por la Nueva Colombia, llama a juntar voluntades          para frenar las          pretensiones fascistas de la derecha. 
Desde la clandestinidad.
MOVIMIENTO  BOLIVARIANO            POR LA NUEVA COLOMBIA
          Diciembre 10 de 2013

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