Revista Insurrección No. 189 - 2 de noviembre de 2.009
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Editorial:
PRÁCTICAS TRAMPOSAS
Escándalo tras escándalo, el gobierno de Uribe ha ido dejando en claro la metodología para esquivarlos y los cubra el manto del en el olvido.
Estamos ante una realidad institucional completamente controlada por la maquinaria de la alianza uribista. En tiempos del Frente Nacional, pese a que era una componenda de los partidos tradicionales, se ponían de acuerdo para repartirse la burocracia del Estado y trataban de controlarse entre sí. Pero hoy, todo lo quieren para ellos, pues según su teoría, “se tiene el poder para permanecer en él y sin contar con los demás partidos políticos”.
Este tipo de comportamientos políticos es propio de la extrema derecha fascista, donde la política simplemente es la imposición de sus puntos de vista, que se vuelven ley echando mano a las mayorías parlamentarias construidas con actos totalmente ilegales.
Todos los escándalos han sido dados a conocer por agentes externos al gobierno y al Estado. Los instrumentos de control “están controlados” por la maquinaria Uribista, y de entrada el gobierno siempre niega que tales actos delictivos se hayan dado; solo cuando ya es indefendible su relación con ellos busca minimizarlos y cubrir con el manto de la impunidad a las autoridades implicadas.
El jefe inmediato del Director del DAS es el Presidente Uribe; el Jefe de los Militares que cometieron las ejecuciones extrajudiciales es el Ministro de Defensa de ese momento, Juan Manuel Santos; los responsables del engendro Agro Ingreso Seguro son los ministros entrante y saliente de agricultura y el Presidente. Pero todos los esfuerzos del gobierno han estado centrados en enredar las cosas, que nada quede claro, para que todo siga igual o se minimice las responsabilidades de los verdaderos responsables. Es una práctica a todas luces tramposa.
Es inadmisible que a 45 personas ricas y que apoyaron económicamente a las campañas electorales para elegir a Uribe, se les regale más de 33 mil millones de pesos, y vergonzoso que tres proyectos considerados inviables por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, el ministerio de agricultura terminara también regalándoles dinero.
Ahora se conoce que el único proyecto que se tuvo en cuenta en el Departamento del Meta, fue a una empresa que es propiedad nada menos que de Carlos Sarmiento Angulo, a quien se le regaló la módica suma de 17 mil millones de pesos. Este gobierno es solo para los ricos.
Otros dicen que no, porque también les regala a los pobres. Para ser justos podríamos aceptarlo relativamente, pues es cierto que les regala a los pobres, con la única particularidad que deben ser uribistas y apoyen sus políticas. El problema es que a estos pobres solo les regala “miserias”, como acontece con las “familias en acción”.
La falsedad más grande radica en que no es el gobierno el que regala su dinero, ese dinero es de todos los colombianos, jamás se ha consultado al país para regalar el dinero sólo a los amigos del Uribe. Pues si quieren regalar dinero, que lo saquen de sus propios bolsillos y así nadie les dirá nada.
Por naturaleza, la burguesía, más la “emergente”, le gusta pasar por generosa regalando el dinero que es de otros, pero la de la Colombia actual es desvergonzada, pues dicen que regalan, pero se lo dejan para ellos.
Esta perversa práctica no la perdonaremos los colombianos, pues de verdad nos llena de indignación y está llegando la hora de los hornos, por eso ya los ministros esquivan los debates en el parlamento.
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CON PERFUME, PERO SIN POESÍA
Antonio García
Hace algunos días, un amigo me reclamó el no haberle respondido una de las diatribas que el Presidente Uribe acostumbra a lanzar contra la insurgencia: “los dirigentes perfumados del ELN que se las dan de poetas…”
Pareciera que a la burguesía, sea “auténtica” o “emergente”, no les gusta que los guerrilleros usen perfumes, como si solo fuesen para ellos; pero cuando no se usan, los olores no perfumados les molestan. En fin…, nadie los entiende. Dejémosles a ellos los perfumes, lo que me interesa son los otros dos temas: los amigos y la poesía.
Como podrán ver, tenemos amigos, y eso puede extrañar a ciertas mentes curiosas. Si, aún tenemos amigos y muy buenos. Ellos vienen desde la escuela primaria en nuestra infancia, otros desde el colegio, de la universidad, de las regiones y también desde la guerrilla.
En uno de los procesos de diálogos en que participé, unos amigos de colegio me dijeron que llamara a una compañera de estudios de ese tiempo, con gusto la llamé. Luego de saludarla y comentarle en lo qué andaba, con su acento costeño me dice “chico, ¡tú estás loco!”. Yo le respondo: “María T., tú me conociste, ¿de verdad crees que estoy loco? Su voz reposada se escuchó al otro lado de la línea: “no chico, tú no puedes estar loco”.
Quedaba claro, los guerrilleros tenemos una historia y ella sigue viva, palpitando en cada corazón.
Hay amigos de todas las dimensiones; los hay muy especiales, que llevan en el alma el universo, continentes y países. El Gabo es uno de ellos. En una de esas excepcionales oportunidades que he podido conversar con él, me dijo: “tú tienes mis teléfonos, llámame cuando quieras; me he ganado el derecho de hablar con quien me dé la gana”.
En una ocasión, un periodista de la Revista Semana le preguntó al Gabo sobre mis poemas. De manera generosa hizo una relación comparativa con Roque Dalton, el poeta salvadoreño; pero remató diciendo “es mejor poeta que guerrillero”, ¡son las vainas del Gabo!
Ante las versiones que puede haber sobre la poesía que hacemos en el ELN, habrá unos que se queden con la opinión de Uribe, allá ellos. Pero de verdad les digo que me es imposible imaginarme a un paramilitar o narcotraficante amando la poesía, podrán estar perfumados, pero jamás los rozará la poesía.
30 de octubre de 2009
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LA DESINSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO
La crisis que atraviesa el Estado colombiano se expresa de múltiples maneras, resaltándose el proceso de desinstitucionalización y desprestigio a que ha llegado, de la mano de la élite dominante corrupta y carente de ética, acelerado durante el régimen del Presidente Uribe, configurando cada ves más unos perfiles dictatoriales.
El Congreso de mayoría uribista entroncado con el narcoparamilitarismo, como lo demuestra el proceso que se sigue a más de cien parlamentarios entre condenados e investigados, legisla, ajusta leyes y acomoda las instituciones a la medida de las conveniencias e intereses de la casa presidencial, pasando por encima del Estado de derecho y enlodando la ética y moral pública. Igual ocurre con la mayoría de las Instituciones casi todas bajo la égida del uribismo, controladas mediante el uso de métodos inmorales y criminales como las corruptelas, intimidaciones y presiones indebidas.
Esas instituciones convertidas en entes de “bolsillo” avalan y guardan silencio cómplice ante los delitos, decisiones arbitrarias y antidemocráticas adoptadas por el gobierno apoyadas en la supuesta legitimidad fundada en un llamado “estado de opinión” con que el “mesías” se siente ungido y con derecho de hacer y deshacer sobre el interés nacional y el destino de los colombianos.
El ejemplo más contundente es el comportamiento de ellas, frente a la firma del acuerdo que autoriza la ocupación del país por bases militares gringas y que ha sido rechazado por las mayorías nacionales como una indigna violación de la soberanía y un desconocimiento de la norma Constitucional, pues la presencia de tropas extranjeras en el país, debe ser aprobada previamente por el Senado de la República. En este mismo sentido se ha de pronunciado el Consejo de Estado.
Pero el Congreso colombiano se hace el sordo, desentendido y guarda silencio ante la afirmación del Presidente enfatizando que el acuerdo no requiere la aprobación del Senado. Mientras ésta es la postura del “virrey en la Colonia”, el Presidente del Imperio es obligado a llevar el mismo acuerdo para que el Congreso de los Estados Unidos lo estudie y apruebe. Estas son las cosas y el comportamiento absurdo de un Estado desinstitucionalizado.
En cambio las que se resisten a ser consideradas del club de las Instituciones del bolsillo presidencial, son objeto de intimidaciones y espionaje para desprestigiarlas ante la opinión pública, al estilo del régimen hitleriano y otras sanguinarias dictaduras que horrorizaron al mundo; tal ocurre con la Corte Suprema de Justicia objeto de todo tipo de ignominias procedentes de la telaraña presidencial, por negarse a cubrir con el manto de la impunidad los crímenes del narcoparamilitarismo, por atravesarse a que la Fiscalía General de la República pase a integrar el club de bolsillo de la casa de Nariño, por atreverse a investigar y judicializar los políticos vinculados al narcoparamilitarismo.
El país observa estupefacto la desinstitucionalización del Estado liderado por la Presidencia. Cada vez es más frecuente el choque entre Instituciones, donde unas pisan y se entrometen en terrenos que no son de su competencia, para “legitimar” indebidamente decisiones arbitrarias del gobierno, acomodar normas y favorecer intereses no muy santos.
El último choque es el presentado entre la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Superior de la Judicatura con motivo de la tutela que éste resolvió a favor de una parlamentaria condenada por el delito de la parapolítica, y que tumba el fallo emitido por la Corte, el órgano máximo de la justicia en Colombia, y con la cual se abre el boquete para que salgan libres todos los parlamentarios afines al Presidente Uribe, condenados y judicializados en el proceso de la parapolítica. Este fallo del Consejo Superior de la Judicatura es el más grande monumento a la corrupción y la impunidad del Estado.
Los graves hechos que han desinstitucionalizado del Estado, para que impere la corrupción, la impunidad y el terrorismo de Estado, que continúan profundizando la crisis social y humanitaria que vive Colombia, son suficientes razones que legitiman el derecho y validan la lucha por los cambios y la construcción del nuevo país donde impere la justicia social, la dignidad nacional, la democracia y el poder soberano del pueblo.
Esta lucha es liberadora y no terrorista, como la califica la maquinaria mediática de la oligarquía y el imperio.
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Editorial:
PRÁCTICAS TRAMPOSAS
Escándalo tras escándalo, el gobierno de Uribe ha ido dejando en claro la metodología para esquivarlos y los cubra el manto del en el olvido.
Estamos ante una realidad institucional completamente controlada por la maquinaria de la alianza uribista. En tiempos del Frente Nacional, pese a que era una componenda de los partidos tradicionales, se ponían de acuerdo para repartirse la burocracia del Estado y trataban de controlarse entre sí. Pero hoy, todo lo quieren para ellos, pues según su teoría, “se tiene el poder para permanecer en él y sin contar con los demás partidos políticos”.
Este tipo de comportamientos políticos es propio de la extrema derecha fascista, donde la política simplemente es la imposición de sus puntos de vista, que se vuelven ley echando mano a las mayorías parlamentarias construidas con actos totalmente ilegales.
Todos los escándalos han sido dados a conocer por agentes externos al gobierno y al Estado. Los instrumentos de control “están controlados” por la maquinaria Uribista, y de entrada el gobierno siempre niega que tales actos delictivos se hayan dado; solo cuando ya es indefendible su relación con ellos busca minimizarlos y cubrir con el manto de la impunidad a las autoridades implicadas.
El jefe inmediato del Director del DAS es el Presidente Uribe; el Jefe de los Militares que cometieron las ejecuciones extrajudiciales es el Ministro de Defensa de ese momento, Juan Manuel Santos; los responsables del engendro Agro Ingreso Seguro son los ministros entrante y saliente de agricultura y el Presidente. Pero todos los esfuerzos del gobierno han estado centrados en enredar las cosas, que nada quede claro, para que todo siga igual o se minimice las responsabilidades de los verdaderos responsables. Es una práctica a todas luces tramposa.
Es inadmisible que a 45 personas ricas y que apoyaron económicamente a las campañas electorales para elegir a Uribe, se les regale más de 33 mil millones de pesos, y vergonzoso que tres proyectos considerados inviables por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA, el ministerio de agricultura terminara también regalándoles dinero.
Ahora se conoce que el único proyecto que se tuvo en cuenta en el Departamento del Meta, fue a una empresa que es propiedad nada menos que de Carlos Sarmiento Angulo, a quien se le regaló la módica suma de 17 mil millones de pesos. Este gobierno es solo para los ricos.
Otros dicen que no, porque también les regala a los pobres. Para ser justos podríamos aceptarlo relativamente, pues es cierto que les regala a los pobres, con la única particularidad que deben ser uribistas y apoyen sus políticas. El problema es que a estos pobres solo les regala “miserias”, como acontece con las “familias en acción”.
La falsedad más grande radica en que no es el gobierno el que regala su dinero, ese dinero es de todos los colombianos, jamás se ha consultado al país para regalar el dinero sólo a los amigos del Uribe. Pues si quieren regalar dinero, que lo saquen de sus propios bolsillos y así nadie les dirá nada.
Por naturaleza, la burguesía, más la “emergente”, le gusta pasar por generosa regalando el dinero que es de otros, pero la de la Colombia actual es desvergonzada, pues dicen que regalan, pero se lo dejan para ellos.
Esta perversa práctica no la perdonaremos los colombianos, pues de verdad nos llena de indignación y está llegando la hora de los hornos, por eso ya los ministros esquivan los debates en el parlamento.
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CON PERFUME, PERO SIN POESÍA
Antonio García
Hace algunos días, un amigo me reclamó el no haberle respondido una de las diatribas que el Presidente Uribe acostumbra a lanzar contra la insurgencia: “los dirigentes perfumados del ELN que se las dan de poetas…”
Pareciera que a la burguesía, sea “auténtica” o “emergente”, no les gusta que los guerrilleros usen perfumes, como si solo fuesen para ellos; pero cuando no se usan, los olores no perfumados les molestan. En fin…, nadie los entiende. Dejémosles a ellos los perfumes, lo que me interesa son los otros dos temas: los amigos y la poesía.
Como podrán ver, tenemos amigos, y eso puede extrañar a ciertas mentes curiosas. Si, aún tenemos amigos y muy buenos. Ellos vienen desde la escuela primaria en nuestra infancia, otros desde el colegio, de la universidad, de las regiones y también desde la guerrilla.
En uno de los procesos de diálogos en que participé, unos amigos de colegio me dijeron que llamara a una compañera de estudios de ese tiempo, con gusto la llamé. Luego de saludarla y comentarle en lo qué andaba, con su acento costeño me dice “chico, ¡tú estás loco!”. Yo le respondo: “María T., tú me conociste, ¿de verdad crees que estoy loco? Su voz reposada se escuchó al otro lado de la línea: “no chico, tú no puedes estar loco”.
Quedaba claro, los guerrilleros tenemos una historia y ella sigue viva, palpitando en cada corazón.
Hay amigos de todas las dimensiones; los hay muy especiales, que llevan en el alma el universo, continentes y países. El Gabo es uno de ellos. En una de esas excepcionales oportunidades que he podido conversar con él, me dijo: “tú tienes mis teléfonos, llámame cuando quieras; me he ganado el derecho de hablar con quien me dé la gana”.
En una ocasión, un periodista de la Revista Semana le preguntó al Gabo sobre mis poemas. De manera generosa hizo una relación comparativa con Roque Dalton, el poeta salvadoreño; pero remató diciendo “es mejor poeta que guerrillero”, ¡son las vainas del Gabo!
Ante las versiones que puede haber sobre la poesía que hacemos en el ELN, habrá unos que se queden con la opinión de Uribe, allá ellos. Pero de verdad les digo que me es imposible imaginarme a un paramilitar o narcotraficante amando la poesía, podrán estar perfumados, pero jamás los rozará la poesía.
30 de octubre de 2009
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LA DESINSTITUCIONALIZACIÓN DEL ESTADO
La crisis que atraviesa el Estado colombiano se expresa de múltiples maneras, resaltándose el proceso de desinstitucionalización y desprestigio a que ha llegado, de la mano de la élite dominante corrupta y carente de ética, acelerado durante el régimen del Presidente Uribe, configurando cada ves más unos perfiles dictatoriales.
El Congreso de mayoría uribista entroncado con el narcoparamilitarismo, como lo demuestra el proceso que se sigue a más de cien parlamentarios entre condenados e investigados, legisla, ajusta leyes y acomoda las instituciones a la medida de las conveniencias e intereses de la casa presidencial, pasando por encima del Estado de derecho y enlodando la ética y moral pública. Igual ocurre con la mayoría de las Instituciones casi todas bajo la égida del uribismo, controladas mediante el uso de métodos inmorales y criminales como las corruptelas, intimidaciones y presiones indebidas.
Esas instituciones convertidas en entes de “bolsillo” avalan y guardan silencio cómplice ante los delitos, decisiones arbitrarias y antidemocráticas adoptadas por el gobierno apoyadas en la supuesta legitimidad fundada en un llamado “estado de opinión” con que el “mesías” se siente ungido y con derecho de hacer y deshacer sobre el interés nacional y el destino de los colombianos.
El ejemplo más contundente es el comportamiento de ellas, frente a la firma del acuerdo que autoriza la ocupación del país por bases militares gringas y que ha sido rechazado por las mayorías nacionales como una indigna violación de la soberanía y un desconocimiento de la norma Constitucional, pues la presencia de tropas extranjeras en el país, debe ser aprobada previamente por el Senado de la República. En este mismo sentido se ha de pronunciado el Consejo de Estado.
Pero el Congreso colombiano se hace el sordo, desentendido y guarda silencio ante la afirmación del Presidente enfatizando que el acuerdo no requiere la aprobación del Senado. Mientras ésta es la postura del “virrey en la Colonia”, el Presidente del Imperio es obligado a llevar el mismo acuerdo para que el Congreso de los Estados Unidos lo estudie y apruebe. Estas son las cosas y el comportamiento absurdo de un Estado desinstitucionalizado.
En cambio las que se resisten a ser consideradas del club de las Instituciones del bolsillo presidencial, son objeto de intimidaciones y espionaje para desprestigiarlas ante la opinión pública, al estilo del régimen hitleriano y otras sanguinarias dictaduras que horrorizaron al mundo; tal ocurre con la Corte Suprema de Justicia objeto de todo tipo de ignominias procedentes de la telaraña presidencial, por negarse a cubrir con el manto de la impunidad los crímenes del narcoparamilitarismo, por atravesarse a que la Fiscalía General de la República pase a integrar el club de bolsillo de la casa de Nariño, por atreverse a investigar y judicializar los políticos vinculados al narcoparamilitarismo.
El país observa estupefacto la desinstitucionalización del Estado liderado por la Presidencia. Cada vez es más frecuente el choque entre Instituciones, donde unas pisan y se entrometen en terrenos que no son de su competencia, para “legitimar” indebidamente decisiones arbitrarias del gobierno, acomodar normas y favorecer intereses no muy santos.
El último choque es el presentado entre la Corte Suprema de Justicia y el Consejo Superior de la Judicatura con motivo de la tutela que éste resolvió a favor de una parlamentaria condenada por el delito de la parapolítica, y que tumba el fallo emitido por la Corte, el órgano máximo de la justicia en Colombia, y con la cual se abre el boquete para que salgan libres todos los parlamentarios afines al Presidente Uribe, condenados y judicializados en el proceso de la parapolítica. Este fallo del Consejo Superior de la Judicatura es el más grande monumento a la corrupción y la impunidad del Estado.
Los graves hechos que han desinstitucionalizado del Estado, para que impere la corrupción, la impunidad y el terrorismo de Estado, que continúan profundizando la crisis social y humanitaria que vive Colombia, son suficientes razones que legitiman el derecho y validan la lucha por los cambios y la construcción del nuevo país donde impere la justicia social, la dignidad nacional, la democracia y el poder soberano del pueblo.
Esta lucha es liberadora y no terrorista, como la califica la maquinaria mediática de la oligarquía y el imperio.
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