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UNA EXPLICACIÓN A LA CRISIS DEL CAMPO Y DE LA PRODUCCIÓN

EL MANEJO DE LA MACROECONOMÍA COLOMBIANA Y SU RESPONSABILIDAD EN EL
SUBDESARROLLO






ANÁLISIS DE MÉTODOS Y ALGUNAS CIFRAS DE LA ECONOMÍA COLOMBIANA
COMO UNA EXPLICACIÓN A LA CRISIS DEL CAMPO Y DE LA PRODUCCIÓN EN
GENERAL, A LAS MIGRACIONES Y AL INCREMENTO DE LAS
DESIGUALDADES SOCIALES

POR :

NESTOR F. CARRILLO M.
INGENIERO AGRÓNOMO
MAGISTER EN PROYECTOS DE DESARROLLO SOCIAL

CARTAGENA DE INDIAS
ENERO 10 DE 1998.


Introducción

"El árbol se conoce por sus frutos", con esta parábola Jesús nos enseño como encontrar la verdad sobre el alma del hombre y sobre sus instituciones.
Para analizar la economía colombiana y su manejo, por sus frutos y no por indicadores acomodaticios y maleables, basta mirar el pobre desarrollo del aparato productivo del país, el nivel y calidad de los empleos, la pobreza rampante que nos consume y causa mas muertes por física hambre que la guerra, la concentración de la riqueza y la imposibilidad de tener acceso al bienestar económico como fruto del trabajo digno y honrado del campesino, del obrero, del empleado y últimamente del industrial, el comerciante etc.
"La economía va bien", era una frase muy común en Colombia, basándose en indicadores como el PIB, la Inflación, etc., ¿ pero bien para que o para quien?, para el pueblo no, para el desarrollo sostenible no, para la formación de un potencial humano competitivo que garantice el progreso no, ¿entonces para que o para quien está bien la economía?
A las puertas del Siglo XXI una proporción superior al 60% de la población de nuestro país, se ha quedado rezagada en el tiempo y en el espacio, en un ciclo constante de pobreza, ignorancia, necesidades insatisfechas, explotación irracional del entorno, degradación social y del ambiente, reducción de la oferta ambiental, violencia, más pobreza, más miseria y menor calidad de vida.
Ese torbellino genera una fuerza destructiva muy grande pudiendo llevar a nuestra sociedad al punto del no retorno.
Es supremamente injusto que Colombia sea un país inmensamente rico en recursos naturales renovables y no renovables con un pueblo cada vez más pobre, y ello constituye el principal despilfarro de el recurso natural más valioso para el Desarrollo "El Hombre mismo"



EL PROBLEMA
El primer paso para solucionar un problema es aceptar que existe y estudiarlo a fondo.
INDICADORES DEL PROBLEMA:
SITUACIÓN SOCIO - ECONÓMICA COLOMBIANA
En Colombia existen en términos reales más de un millón seiscientos mil desempleados y el sesenta por ciento de los colombianos no gana lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas.
El campo está en crisis y la improductividad del mismo, unido al desempleo y la miseria en que se le ha tenido sumido, han generado una serie de problemas de violencia, migraciones, desplazamientos forzados y el engrosamiento de los cinturones de miseria en las ciudades de todo el país.
La economía afronta una de sus más duras coyunturas, el aparato productivo es obsoleto, la mano de obra no ha sido capacitada para competir en un mundo moderno y de mercado abierto, generando el incremento de la pobreza que en la ultima década ha crecido del 50 al 60% de la población.
Figura 1. Población de las siete principales ciudades y su nivel de ingreso según la encuesta nacional de hogares.
Nótese como el 24.1% de la Población gana menos de un salario mínimo y un 35.7 adicional no llega a los dos salarios mínimos y por lo tanto se encuentran en el nivel de pobreza el 59.8% de los hogares de las principales ciudades donde el nivel de vida y la posibilidad de empleo son mayores.
Como corolario, si se estiman familias de seis miembros, el nivel de ingreso necesario para una vida regular (estrato cuatro), no es alcanzado ni siquiera por el seis por ciento de los encuestados, quedando el 94% de la población en situaciones de crisis económica, lo cual les impide el acceso a una vivienda digna, la educación ideal para sus hijos y el desarrollo social que honestamente requieren.
Figura 2. Gasto mensual promedio mínimo e ideal de una familia promedio de estrato cuatro en 1997.
Nótese como el gasto mínimo requerido supera ampliamente el ingreso del 94% de los colombianos encuestados en las siete principales ciudades.

CAUSAS DE LA PROBLEMÁTICA

El Estado ha sido manejado como un instrumento de dominación de las clases económicamente poderosas negando el derecho de las mayorías a lograr el desarrollo y una calidad de vida digna.
La democracia se encuentra secuestrada por mafias y grupos poderosos, quienes financian las campañas políticas y la compra de votos a cambio de privilegios, prebendas, corruptelas y de impunidad para sus crímenes y violaciones a la Ley que incluyen tanto el desfalco y enajenación de los bienes del Estado como el uso de la violencia y el poder para enriquecerse en detrimento del bien común, de la justicia y de la honestidad.
El manejo de la economía ha estado encaminado no a cimentar el progreso general del país sino a concentrar la riqueza en pocas manos a causa de la ruina de las mayorías y del sacrificio de cualquier posibilidad de desarrollo.
El Estado ilegitimado por la corrupción, no es un garante válido para dirimir conflictos e imponer la Ley, razón por la cual, el delito, la mafia y la violencia han rebasado su capacidad de respuesta y control.
La educación se politizó, se corrompió su administración y se elitizó impidiendo el crecimiento del factor humano con el conocimiento necesario para la competencia en el siglo XXI.

CONSECUENCIAS DE LA PROBLEMÁTICA



La miseria y la pobreza, causan mas muertes que la guerra, el desarrollo cerebral y físico de los colombianos se encuentra restringido por la escasa dieta alimenticia tanto a nivel de la gestación como de la crianza, generando pérdidas en el potencial tanto físico como intelectual de la población y la muerte por desnutrición de miles de niños cada año.
La falla estructural de la educación, la escasa y desfalcada inversión, no han permitido cimentar los conocimientos, principios, valores y destrezas que se requieren para la vida moderna en sociedad, para la relación de familia y para la producción bajo los parámetros del desarrollo sostenible que beneficien a toda la sociedad y le permitan competir en un mercado global.
El lucro cesante del factor humano desperdiciado, de los recursos sin explotar adecuadamente, la corrupción, el déficit de infraestructura, la violencia, la inseguridad y el manejo de la macroeconomía han impuesto unas cargas y sobrecostos a la producción que la hacen obsoleta e insostenible.
La falta de alternativas válidas de desarrollo y de acceso a un empleo digno, han generado violencia, corrupción, miseria, migraciones y deterioro de la calidad de vida de todos.
La familia ha sido tremendamente golpeada por la situación de pobreza y violencia llevándola al fracaso y generando orfandad, ruptura de la familia, carencia de afecto y formación adecuada de los niños y jóvenes, los cuales ante el conflicto son fácil presa de los vicios como la drogadicción, el alcoholismo, o de las taras sociales como pandillas, delincuencia, violencia, prostitución y muerte.
La cultura del trabajo digno se ha perdido, en el campo, la mano de obra antes abundante y honesta, hoy es inexistente e incapaz y la ciudad no se encuentra mano de obra capacitada para los niveles tecnológicos que se requieren en la producción moderna.
La consecuencia más lamentable del desajuste económico y social radica en que se hizo irrentable producir en Colombia y hoy en día sale más barato importar los productos que producirlos mientras nuestra gente está sin empleo, nuestras tierras fértiles s enmalezan y el aparato productivo se hace cada vez más obsoleto.
Figura 3. Colombia importa más de lo que exporta.
Las exportaciones colombianas son fundamentalmente de petróleo crudo, carbón, níquel en bruto y materias primas de escaso valor agregado que no representan una posibilidad de empleo ni de mejoramiento de la calidad de vida de la población.
EL MANEJO ECONÓMICO
Los profundos desequilibrios sociales y la crisis del campo, pueden explicarse en gran medida por el manejo económico del país, donde se ha pretendido mediante estrategias monetaristas, "ganar competitividad para las exportaciones,"( en teoría cuando en la práctica se busca es concentrar la riqueza) y contener la "inflación" mediante el control de precios y salarios, cosa esta que resulta insostenible y termina por quebrar el aparato productivo del país, empobrecer el pueblo y deteriorar su calidad de vida, lográndose exactamente lo contrario de lo que en teoría se pretendía.
Nuestro manejo económico se ha basado sobre falsos paradigmas como los siguientes:

"La devaluación de la moneda aumenta la competitividad de las exportaciones".
En un análisis somero se ve que al devaluar la moneda, los bienes que compra el comerciante para exportarlos le cuestan menos dólares y entonces puede tener un margen mayor de utilidades o vender a menor precio.
¿Pero quien se afecta con esa disminución en el precio?
Como es lógico, la ley de acción y reacción, principio de la física , que tiene toda su vigencia en la economía, nos dice, si el comerciante paga menos dólares por el producto, esos dólares deja de recibirlos el productor o el trabajador, caso típico de esta situación es que mientras la devaluación de la moneda en 1997 se estima en un 25%, los salarios solamente se reajustarán un 18%, con lo cual los empleados perderán en un solo año, siete puntos porcentuales de ingreso real.
Como es bien sabido, la tasa interna de retorno (parámetro que permite calcular la máxima tasa de interés que puede generar una inversión sin producir ni pérdidas ni utilidades), de la mayoría de los negocios lícitos no llega al 20% anual y si a un productor se le somete a devaluaciones de la moneda cercanos al 25% anual, lo que se le está quitando es su patrimonio, se está condenando inexorablemente a la quiebra y se le están negando las posibilidades de ampliar su producción, modernizarla, hacerla competitiva y sostenible.
Esa es la causa de la crisis del sector agropecuario que de 1981 a 1991 se vio sometido a devaluaciones que superaron la tasa interna de retorno y originaron el desmantelamiento del mismo, especialmente si se tiene en cuenta que los precios de los productos agropecuarios tuvieron control oficial (que no les permitió crecer más del 10% en algunos años y los mantuvo estáticos en otros) para "Contener la Inflación", (o el control de los comercializadores que no solo frenaron los precios, sino que adicionalmente los bajaron mediante mecanismos fraudulentos como alteración de pesas y de análisis de laboratorios).Mientras los costos de producción crecieron entre el 25 y el 35% anual sin que el Gobierno los pudiera controlar por provenir en su mayor parte del mercado externo y estar afectados por la devaluación del peso.

Figura 4. Efecto de la devaluación de la moneda en la producción.
Devaluaciones por encima de la tasa interna de retorno causaron pérdidas al productor superiores al 10% de la inversión anualmente en el período comprendido entre 1983 y 1993 y le impidieron el justo acceso a unos ingresos con los que pudiera desarrollarse, modernizarse, reinvertir, mantener y generar nuevo empleo así como el acceso a una calidad de vida digna que le permitiera vivir en el campo con condiciones adecuadas y educar a su familia.
La única alternativa que le queda al productor es elevar los precios y cuando estos no dependen de él, como en el caso del sector agropecuario, está condenado a la ruina.
Como es lógico, nadie invierte en un sector que solamente produce pérdidas y el productor descapitalizado, emplea sus equipos hasta hacerlos obsoletos sin poderlos renovar y ese atraso tecnológico, sumado a la obsolescencia de los equipos genera unos costos de producción mayores que los que tiene un productor que puede generar utilidades y al reinvertirlas en infraestructura y Tecnología se desarrolla y se hace más competitivo reduciendo sus costos de producción por unidad producida y el lucro cesante por poder producir con riego e infraestructura adecuada.
En conclusión Colombia pasó de exportador a importador por la pretendida política devaluacionista que supuestamente mejoraría la competitividad de nuestras exportaciones, y al contrario, descapitalizó el sector productivo llevándolo al atraso tecnológico, a la obsolescencia de sus equipos, a la ruina económica y moral, negándole la posibilidad de tecnificarse y adquirir infraestructura de cosecha y postcosecha, de riego y drenaje que le permitiera reducir riesgos (los cuales son altísimos si se está sometido a las inclemencias del invierno o verano o a problemas de perecibilidad de los productos por carencia de infraestructura adecuada de cosecha y postcosecha etc.) obligándolo a incurrir en costos por el atraso y obsolescencia que lo llevaron a la quiebra mientras que el país importa hoy en día casi todo lo que consume, su gente está sin empleo y la balanza comercial es deficitaria en más de cinco mil millones de dólares anualmente.
Los subsidios de los países desarrollados a su agricultura, permitieron precios internacionales muy por debajo de los costos reales de producción, esto unido a la devaluación y las altas tasas de interés que pagamos en Colombia, dieron la falsa imagen de ineficiencia del sector agropecuario colombiano.
Esta es la causa principal del abandono y atraso del agro, de la caída de la productividad y el encarecimiento de los productos agropecuarios, así como de la violencia en el campo y la ciudad que se ha llenado de una población migrante que no sabe como competir en un mercado laboral cada vez más escaso y en condiciones de pobreza cada vez peores.
Para ver lo que ocurre con la competitividad de nuestra producción cuando se devalúa, vasta analizar la figura 4.
Figura 5. Efecto de la devaluación en los precios de los productos y en el nivel de competencia
En un mercado cerrado el resultado de la devaluación del 25% implicaría inflación equivalente a esa cifra, pero en un mercado abierto lo que implica es la pérdida de la competitividad porque el productor no puede generar utilidades ni reponer los equipos, lo que lo lleva a mayores costos causados por el atraso tecnológico y obsolescencia de los equipos, ésta situación genera costos de producción por encima de los de su competencia y el alza necesaria para pagar los aumentos de los costos de producción es impedida por el Estado o por los comercializadores dando por resultado que al no generar utilidades el negocio, el productor se desestimula, desmoraliza y descapitaliza, perdiendo el país el aparato productivo que le permitía satisfacer su demanda interna, garantizar una seguridad alimentaria mínima, generar empleo y exportar, acopiando divisas que hacían sostenible el proceso y que hoy no solo no se generan, sino que se erogan para comprar los alimentos y materias primas que estábamos en capacidad de producir años atrás.
Otros de los falsos paradigmas son los siguientes:
2. "La inflación es causada por el exceso de circulante"- "el gasto social es inflacionario"- "Elevando las tasas de captación de las operaciones de mercado abierto se restringe el circulante y por ende se reduce la inflación"
Con estas falacias, se ha pretendido "contener la inflación" (el incremento del índice de precios al consumidor) mediante medidas monetaristas como elevar las tasas de interés (incrementando el índice de precios al productor en términos reales), efectuar un control mas estricto en precios y salarios y obligando al Gobierno a reducir el gasto social por ser supuestamente inflacionario.
Si se analiza que el país devaluó su moneda de 51.8 pesos por dólar en 1981 a 578.96 pesos por dólar en 1991, es factible comprender que los precios de los insumos importados tuvieron que crecer en el mismo ritmo, (como ejemplo un insumo que se importa a dólar la unidad, se podía vender a $ 60.oo en 1981 y mínimo a $700.oo en 1991), afectando el índice de precios al productor y por lógica reacción el índice de precios al consumidor. Basta comparar esas variables para determinar que el costo de producción encarecido por la devaluación de la moneda es lo que determina el precio final del producto en pesos en mas del 75% de su valor y no el que haya mas o menos circulante ya que el productor no puede vender sus productos por debajo de lo que le cuesta producirlos ni por encima de los precios del mercado abierto, esto lo dejaría sin posibilidad de competencia como pasa con los productos del acero debido a sus costos de producción y comercialización.
Figura 6. Efecto inflacionario de la devaluación de la moneda.

Adicionalmente, en el período comprendido entre 1981 y 1991 el costo del crédito (en pesos) fue creciendo proporcionalmente a lo que creció la devaluación, ya que el prestamista, por lo menos aspira a recibir el valor real de su dinero mas una tasa de utilidades razonable y para ello se creó el sistema UPAC, que le permitía a las entidades creditícias garantizar el valor real de los dineros que prestaban y una utilidad para las financieras, originando tasas que fluctuaron del 32% anual a tasas del 45% o mayores para compensar la pérdida del valor real del capital por devaluación (que en ese momento estaba causando la inflación).
Otra cosa que debe quedar bien clara es que no es cierto que existiera un exceso de circulante, ya que Colombia se caracteriza precisamente por tener uno de los niveles de pobreza mas altos de Latinoamérica y no puede haber exceso de circulante cuando el sesenta por ciento de la población no tiene acceso a los recursos mínimos para una vida digna y por lo tanto no presiona la demanda por no tener precisamente circulante con el cual comprar.


Si lo del exceso de circulante fuera cierto como factor inflacionario, imagínense los niveles de inflación de los Estados Unidos, de los tigres asiáticos o de Japón que tienen un ingreso per capita infinitamente superior al nuestro.
La inflación entonces durante el lapso 1981-1991 fue la reacción lógica a la acción devaluacionista auspiciada por la Banca Central.
Debe sin embargo analizarse que existen realmente dos tipos de inflación que es fundamental diferenciar, como son: La inflación producto del ajuste a las tasas cambiarias (inflación virtual) y la inflación real, que solo se puede medir al comparar el incremento del índice de precios al consumidor, pero no en pesos sino al cambio en dólares.
Si se estima la variación del índice de precios al consumidor al cambio en dólares, que es la que más afecta la competitividad del país en un mercado abierto y más estragos causa al consumidor por lo difícil que le resulta incrementar su ingreso real, se puede ver que en 1989-1990 lo que existía era deflación próxima al 10% (ver figura 7.).

Figura 7. Evolución de la inflación como una respuesta a la devaluación de la moneda (1988-1990) y al costo del crédito (1991-1996).
Obsérvese como en 1989-1990 la inflación mayor que el 30% en pesos correspondía a una deflación al cambio en dólares del 10% por la gran devaluación del peso y como al elevar el Banco de loa República las tasas de captación de las "Operaciones de mercado abierto" ÖMAS" y dolarizar el peso (Reducir la devaluación artificialmente hasta llevarla a ceros e incluso a la revaluación), jalonaron el costo del crédito, la inflación real y todos los indicadores de la Economía como se comprueba en el paralelismo ascendente de las curvas de 1990 en adelante.
Aduciendo la falacia, "la inflación se origina" en el exceso de circulante, la administración Gaviria y la Junta Directiva del Banco de la República crearon un monopolio del crédito en favor de la banca privada que elevó las tasas de interés real y las de intermediación financiera en contra de los usuarios del crédito, de los cuales el mas importante es el Estado, tanto a nivel nacional como regional y municipal, cerró el endeudamiento externo a los particulares y al mismo Estado para supuestamente "Restringir el circulante" y controlar así la supuesta inercia inflacionaria del pueblo colombiano.
El resultado fue completamente contrario al esperado, como era lógico, ya que el incremento en el costo del crédito aumenta los costos de producción y de comercialización, logrando llevar una deflación al cambio en dólares del 10% a una inflación real del 20% o mayor como ocurrió en 1994 y 1996 por la revaluación del peso.
Las medidas que supuestamente pretendían restringir el circulante (como si la frontera fuera impermeable a las migraciones de capital ), lo que en realidad lograron fue aumentarlo y especialmente por el ingreso de divisas para aprovechar el mercado ficticio y especulativo del crédito generado por el incremento en la tasa de captación de las "OMAS " que supuestamente obedecen a tasas de mercado abierto (supuestamente porque realmente son superiores a las del mercado externo en tres o cuatro veces su valor) pero al superar hasta cuatro veces Prime Rate en términos reales (Dólares), brindaron la oportunidad para acceder a los recursos del Erario Público en un negocio que no tiene ningún riesgo y ganándose cuatro veces lo que se ganaría en el exterior o lo que les cuesta conseguir ese dinero en el mercado externo, generando de paso una revaluación del peso que fortaleció aún más las utilidades del negocio en detrimento del Erario público y el patrimonio privado de los usuarios del crédito y de todos los colombianos.
Este mercado inflado le costó al Estado colombiano el incrementar el pago por intereses y comisiones de cuatrocientos miles de millones anuales en 1991 a mil ocho cientos setenta y ocho miles de millones de pesos en el período comprendido entre enero y diciembre de 1996 (Cuadruplicó el pago por intereses en solo cinco años).
Con lo anterior queda demostrado que no es el exceso de circulante el culpable de la inflación, ni el gasto social ya que de ser esto cierto, ese gasto social o ese exceso de circulante se reflejaría en mejoramiento del nivel de vida o una reactivación del consumo y esto no se ve por ninguna parte. El verdadero responsable de la inflación es el manejo crediticio y cambiario como puede comprobarse por la similitud de las variables inflación al cambio en dólares y tasa de interés pasiva efectiva anual medida en dólares desde 1991 a 1996,(ver figura 3) la cual fue la herramienta empleada por el Banco de la República para elevar artificialmente el costo del crédito originando la crisis actual como se demuestra en la figura 8 .

Figura 8. Costo del crédito en Colombia.
Las tasas de interés que superan la tasa interna de retorno originan pérdidas que han atentado contra la sostenibilidad de las empresas y el empleo, generando la recesión económica y la caída en la tributación, la cual en 1996 fue inferior en $ 800.000.000.000.oo a la esperada, incrementando el déficit fiscal por dos vías, la primera es por el encarecimiento de la gruesa cartera del Estado y sus entes territoriales y la segunda es por la caída de la tributación.
El costo real del crédito en Colombia, alcanzó una tasa promedio del 28.67% en dólares, contra el 6 a 8.5% que se paga en el mundo, lo cual anula cualquier posibilidad de competir en mercado abierto


Nota: Las deudas contraídas en 1989 y 1990 Reducían su monto al cambio en dólares entre un 23 y 25% lo que parcialmente justificaba tasas de interés del 43%. Entre 1992 y 1996 el peso se estabilizo con respecto al dólar con lo cual las deudas mantuvieron su valor, (exceptuando el año 1995 por el proceso 8000), en 1996 las deudas no solo mantuvieron su valor en dólares sino que crecieron con respecto al valor inicial, por estas razones, el Banco de la República debió presionar la baja en las tasas de captación y fomentar la reducción de las tasas de interés e intermediación financiera para garantizar un régimen económico justo como es su principal obligación constitucional y no lo hizo hasta que la economía entro en la más profunda de las crisis de su historia reciente.
Este manejo especulativo y monopólico del crédito, llevó a alcanzar tasas de morosidad del 50% de la cartera, la cual la redujeron mediante refinanciaciones, aceptación de activos de dación de pago, violando el derecho de los usuarios del crédito a mantener la propiedad privada sobre sus inmuebles como lo demuestran cifras de bienes recibidos en dación de pago que crecieron el 37.2 entre 1994 y 1995, para dispararse al 126% de incremento en junio de 1997 y para agosto del mismo año alcanzó un incremento porcentual de 176%, llegando según la Asobancaria a la catastrófica cifra de un billón de pesos, cifra esta que dista del valor de mercado si se tiene en cuenta que los bancos aceptan dichos activos por el valor de la deuda que se cubre con ellos.
Los efectos sociales de esta situación impactan la familia, la salud y la estabilidad emocional de los pobres usuarios del crédito que sienten como un Estado todopoderoso y el peso de la Ley los despoja de sus sacrificios de toda la vida, de su vivienda, de sus ahorros, hasta de su honra y esperanza sin que puedan hacer nada para evitarlo.
La mejor manera de demostrar la mentira que implica el falso paradigma de que al elevar los costos financieros se reduce la inflación es con una representación gráfica del fenómeno como se aprecia en la figura 9.
Figura 9. Efectos del incremento de los costos financieros en la inflación y la competitividad.
Nota: los intereses están tasados en dólares.
Como puede apreciarse el efecto inmediato del alza en las tasas de interés es inflación en los productos y servicios que no están afectados por la competencia externa y la pérdida completa de la competitividad para los productos que son afectados por el mercado abierto en detrimento de la economía del país, la sostenibilidad de la democracia y la calidad de vida del pueblo colombiano.


El efecto acumulativo del costo inflacionario del crédito es sin lugar a dudas el más dañino de los cánceres que consume la economía colombiana y para evaluarlo vasta con mirar la diferencia entre un crédito a cinco años en Colombia con la tasa promedio de 1991 a la fecha (28.67% anual en dólares) y la tasa norteamericana del 6% anual. (ver figura 10)
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Figura 10: Estudio financiero comparativo en dólares de una obligación a cinco años con pagos de capital e interés mensual.
Como puede apreciarse claramente, un productor norteamericano o europeo, paga el 15% de lo que le prestaron al financiar la deuda a cinco años con abonos mensuales a capital y el colombiano tiene que pagar el 72.8% sobre lo que le prestaron, o sea cinco veces más que el productor extranjero quedando imposibilitado a competir y condenado a la quiebra inexorable. Esta el la principal razón de nuestros elevados costos de producción, de nuestro atraso tecnológico y déficit en infraestructura, porque nadie puede invertir en tan desleales condiciones.
Además no puede nuestro productor adquirir nueva Tecnología ni construir infraestructura a menos de que pueda captar recursos en el exterior o que lo haga con recursos propios y esto limita la posibilidad del desarrollo.

Otra falacia sobre la cual han cimentado la ruina del pueblo colombiano es la siguiente:

3. "Mantener bajos los salarios como una estrategia para "controlar la Inflación e incrementar la competitividad"
Las dos premisas anteriores también son falsas, ya que la inflación es un efecto lógico de las medidas cambiarias devaluacionstas Por lo menos durante el período 1981 - 1991, o crediticias de los años posteriores y no se reducirá significativamente por la disminución del poder adquisitivo de los trabajadores; adicionalmente la competitividad de la economía se reducirá por dos razones como son:
a) La competitividad se cimienta en el conocimiento, ya que lo valioso en el mercado no es la materia prima sino el valor agregado que tengan los productos y servicios que se presten con la misma (el conocimiento) y un pueblo que no tiene para comer, menos puede educar a sus hijos para competir en un mundo cada vez mas avanzado en tecnologías y en educación, (basta analizar el desarrollo de Los tigres asiáticos como Corea por ejemplo, que partiendo de una devastadora guerra y sin recursos naturales valiosos como los nuestros ha logrado el desarrollo mediante la inversión en educación a niveles de inversión cercanos al 40% del ingreso familiar, (según versión radial del embajador de dicho país), mientras en Colombia las políticas devaluacionistas y restrictivas de los salarios no le permiten a la familia satisfacer ni siquiera sus necesidades básicas de subsistencia, mucho menos educar adecuadamente a sus hijos), además, cuando se bajaron (En términos reales) los salarios de los profesionales como ocurrió en Colombia, se desestimuló el interés por el estudio, ya que los bajos salarios y el desempleo profesional, unido al incremento de los costos de la educación y a la privatización de la misma, hicieron que para el alumno y su familia fuera mal negocio invertir en la educación
b) El desarrollo industrial y comercial requiere de un mercado interno que le permita a la naciente industria y al comercio generar utilidades y recuperar la cartera, esto se hace más difícil en la medida en que la demanda decrece por la pobreza, y la producción se efectúa a media maquina (encareciendo los costos fijos por unidad producida), adicionalmente, la rotación de existencias es lenta y la cartera se hace cada vez más costosa, requiere de mayores plazos para su recuperación, y se hace más difícil de recuperar incrementando los costos fijos y financieros, además produciendo un lucro cesante cada vez mayor.
El efecto de la caída de la demanda en los precios de los productos es inflacionario, ya que al disminuir la misma, el productor tiene la necesidad de cargar sus costos fijos a un número menor de unidades producidas y por lo tanto el costo por unidad producida tiende a aumentar proporcionalmente a la caída de la demanda, como se aprecia en la figura 11.
Figura 11. Efecto de la variación de la demanda en los costos de producción por unidad producida.
Nótese como al caer la demanda del 60% al 40% de la capacidad instalada, se incrementan los costos fijos por unidad producida reduciendo la utilidad y pudiendo llegar incluso a la generación de pérdidas o a la salida del mercado por no poder competir contra la producción del exterior que maneja volúmenes mayores, mas Tecnología y menores costos de producción.
También se aprecia que con demandas cercanas al 80%, los costos de producción se reducen, tanto en lo correspondiente a los fijos como a los variables por unidad producida, así como los de comercialización por una rápida rotación de existencias y ágil recuperación de cartera, generando una utilidad equivalente a la que se obtenía por unidad producida con la demanda del 60% aun vendiendo a precios 20% inferiores, el productor recibirá un 20% mas de utilidades que podrá capitalizar, generando ahorro y pudiendo modernizar su Tecnología con lo cual reduce costos de producción, puede competir favorablemente en mercado externo y generar empleo.
Como puede evaluarse en el anterior análisis, el costo social y económico de la pobreza generada por las medidas restrictivas es inconmensurable, si se tiene en cuenta que en Colombia tenemos el 50% de nuestra población en estrato 1 y 2 cuando la pudiéramos tener en estrato 6, con lo cual la demanda crecería por lo menos al doble y esa ventaja por volumen de producción podría significar la diferencia entre el desarrollo y el subdesarrollo, entre la guerra y la paz y un crecimiento de las utilidades de todos los sectores superior al 50% de las actuales reduciendo los costos de producción en más de un 20%, con lo cual la inflación sería cero o muy próxima a el.
Toda forma restrictiva de la demanda atenta contra el desarrollo de ricos y pobres (de los ricos porque los deja sin mercado para su producto y de los pobres porque les niega el justo derecho a satisfacer sus necesidades y ello es antiético e indigno en un pueblo que ya tiene sus niveles de consumo por debajo de la línea de pobreza en un 50% de la población), atenta contra la calidad de vida del pueblo y tiene efectos inflacionarios por razones de economía de escala que dicen a mayores volúmenes de mercadeo menores costos por unidad producida.
En resumen, es la demanda estable y bien remunerada la que jalona el desarrollo y permite modernizar la producción reduciendo costos.

Adicionalmente se puede apreciar el efecto empobrecedos de la devaluación por la pérdida del poder adquisitivo real mediante el siguiente cuadro:
Figura 12. efecto empobrecedor de la devaluación de la moneda y la política salrial.
Si tenemos en cuenta que las necesidades humanas se satisfacen en la mayoría de los casos mediante el uso o consumo de bienes y servicios, es necesario asegurar que los mismos estén al alcance de toda la población, de manera equitativa como única fórmula para llegar al desarrollo sostenible en el aspecto antrópico y social
Lo anterior implica un cambio completo de paradigmas, demanda planeación, compromiso, conciliación, respeto por el trabajo y el acceso a una justa remuneración por el mismo, Conlleva a evaluar el desarrollo no solo como una medida de la capacidad de consumo de unos cuantos, (Nivel de vida), sino como una medida del bienestar colectivo y de las relaciones entre los asociados, (Calidad de vida), por lo tanto desarrollo sostenible y pobreza, injusticia o ignorancia son incompatibles.

Los efectos aditivos de la devaluación de la moneda y las altas tasas de interés se pueden apreciar en la siguiente figura:

Figura 13. efecto aditivo de la devaluación y las altas tasas de interés sobre la producción.
Otra falacia corriente y que todos los días se escucha es:
4. "El gasto social es el responsable del déficit fiscal y es inflacionario".
Para comprobar la falacia del anterior argumento basta con mirar las tendencias del gasto público y analizar las variaciones y sus causas, lo cual es evidente en la figura 14.

Fuente Banco de la República
Figura 14 Gasto público en algunos rubros y causas de su incremento anual.
Nota: Mientras crece año tras año el Gasto por servicio a la deuda, la inversión en educación se mantiene relativamente constante vista como porcentaje del PIB. y el Gasto en el sector agropecuario decrece agrandando el abismo entre el campo y la ciudad lo cual estimula la migración. Como puede verse este incremento en el servicio de la deuda no se ha invertido en mejorar la calidad de vida de los colombianos .
Es muy fácil ver que el servicio de la deuda pública es el rubro que mas ha crecido y en 1992 o en 1994 es el causante del incremento del gasto en porcentaje superior al 75% del mismo (en casi tres puntos del PIB, o sea casi el déficit fiscal) por las medidas de "Esterilización del circulante" que en teoría pretendían reducir la inflación y lo que en términos reales han conseguido es aumentarla y en vez de restringir el circulante, también lo ha aumentado al privatizar los dineros del Estado con las tasas exorbitantes que pago el banco de la República y al generar una migración masiva de capitales atraídos por las altas tasas de interés.
Nótese como se ha reducido la inversión en el sector agropecuario profundizando más la crisis del campo.
Para comprobar que el incremento del gasto público obedece al monopolio del crédito y a las prácticas restrictivas del endeudamiento externo que ha implementado el Banco de la República, basta analizar el costo financiero de la deuda interna y externa, así como las tasas de las operaciones de mercado abierto con las cuales el Banco Central implementó "La esterilización del circulante" obligando al Estado a pagar tasas cuatro veces superiores al costo internacional del dinero (ver figuras 14, 15 y 16).
Figura 15. Costo de las "Operaciones del mercado abierto" y su relación con Prime Rate.
Nótese como las altas tasas a las que se contrataron las "OMAS" en 1990-1992 y 1993-94 corresponden con el incremento en el gasto público por servicio a la deuda en 1992 y 1994 respectivamente.
Puede apreciarse que a pesar de la disminución de Prime Rate que pasó del 10.5% anual a 8.5%, Colombia pagó tasas que superaron en tres y cuatro veces el costo del crédito en el exterior, entonces la pregunta que cabe es:
¿Realmente las tasas de captación del Banco de la República son tasas de mercado abierto?
La respuesta lógica es Claro que no, son tasas especulativas y ficticias que lo que pretenden no es restringir el circulante sino aprovechar el vacío en el marco jurídico fríamente preparado en la Constitución de 1991 para cobrarle al Estado colombiano y a los usuarios del crédito tasas reales cuatro veces mayores a las que pagaban antes de 1991, a pesar de que en pesos seguían siendo similares, su valor real en dólares se cuadruplicó al desaparecer la devaluación de treinta puntos y seguirla cobrando en las tasas de interés.
La tan renombrada apertura económica, realmente no se ha dado, lo que se ha presentado es una apertura comercial que afecta a todos los sectores, exceptuando los banqueros que no han sido sometidos a la competencia del mercado abierto y esto, unido con las artificiales tasas de las "Operaciones de mercado abierto" que de mercado abierto no tienen nada, los lleva a tener un mercado monopólico que vale cuatro veces lo que costaba el crédito en términos reales antes de 1991 y tasas de intermediación financiera que valen más que el crédito en el exterior.
Figura 16: Pago de intereses por deuda del Gobierno Central . (Fuente Banco de la República)
Figura 17. Pago de intereses por deuda del Gobierno Central.
Nótese como se cambió la proporción del pago de intereses por deuda interna con respecto a la externa y como creció el gasto por este concepto hasta duplicar en 1996 el gasto del año anterior sin que esos dineros se invirtieran en el desarrollo del país.
¿Cuantas hectáreas de tierra se hubieran podido dotar de riego con los dineros que se pagaron de sobrecosto del endeudamiento interno en 1996?
Suponiendo una economía del 60% en el pago por el servicio de la deuda interna al contratar ese crédito en el exterior, se hubieran podido irrigar aproximadamente doscientas mil hectáreas con las técnicas mas modernas, producir mas de doscientos mil empleos directos, y además esta inversión podría recuperarse en diez años, mientras que la otra se perdió para siempre y sin producir un empleo adicional.
Tasas de interés de las monedas mas importantes y la colombiana
Año
Bonos Clase B a doce meses (%) $ Colombia
Bonos Clase B a doce meses (%) US $ Colombia
Treasury Bills USA (%) seis meses
Libor seis meses
Japón seis meses (%)
1988
33.3
-10.20
8.23
9.44
4.75
1989
29.25
20.90
7.95
8.31
6.94
1990
43.94
10.52
6.48
7.56
7.94
1991
42.59
26.94
4.00
4.25
5.38
1992
23.58
7.51
3.34
3.63
3.75
1993
25.41
15.31
3.31
3.50
1.94
1994
28.35
24.66
6.47
7.00
2.44
1995
32.18
10.33
5.11
5.53
1.51
1996
30.00
27.99
5.30
5.50
1.33
Figura 18. Principales tasas de interés a nivel mundial y su relación con la tasa de captación de las "OMAS"
* Nótese que el interés en pesos del 30% de 1996 costó 27.99% en dólares debido a la revaluación, si la tasa de cambio cae por debajo de los mil pesos por dólar dicho costo hubiera podido ser muy superior.
Es interesante notar que mientras las tasas bajan en Londres, el Japón y los Estados Unidos, en Colombia suben estimulando la migración de capitales y por ende la revaluación y la inflación al encarecer el crédito.
Debe analizarse adicionalmente que no es el ingreso de dólares del narcotráfico ni los dólares del petróleo los que están jalonando la revaluación, ya que sin lugar a dudas, los dineros del narcotráfico ingresaban al país en grandes proporciones y aun mayores que las actuales antes de la revaluación y esta solo se dio a partir de las medidas que pretendieron "restringir el circulante" mediante altas tasas de interés, logrando inundar el país de divisas que es necesario convertir a pesos para poder comprar las famosas "OMAS" o para prestárselo a los pobres usuarios del crédito que ignorantes del valor real de las tasas de interés cayeron sin saberlo en la trampa de aceptar tasas del 45% en pesos cuando dichos pesos no se devaluaban al 30% como ocurría anteriormente (Se aprovecharon de nuestra nobleza e ignorancia)

Basta estimar que un depósito en el tesoro de los Estados Unidos en 1996, demora veinte años para duplicar el capital mientras que en el Banco de la República lo duplica en dólares en solo tres años y medio a la tasa de ese año, para comprender el porqué de la revaluación de la moneda colombiana con respecto al dólar.
Corrobora esta afirmación la caída del peso en cuanto el Banco de la República redujo las tasas de captación de las OMAS del 30% al 20%, confirmando que la falsa fortaleza del peso se originaba en el costo especulativo del crédito.
¿A que intereses responde la actitud del Banco de La república y la política macroeconómica implementada por la anterior y actual administración?
A las claras se ve que los beneficiados no son ni el pueblo ni el gobierno colombiano y los que se benefician son los Bancos (que a pesar de la crisis incrementan sus utilidades llegando casi a doblarlas anualmente con una intermediación financiera que supera al costo internacional del crédito), los grupos económicos y los países industrializados que mediante estas políticas destruyen el aparato productivo de los países en desarrollo y capturan esos mercados indefensos para sus productos, debilitando gobiernos y llegando a apoderarse incluso de la misma infraestructura de bienes y servicios que el país tiene y requiere para su desarrollo.
En conclusión:
El déficit fiscal, la revaluación de la moneda, las altas tasas de interés, la caída del empleo, la ruina del sector agropecuario y la recesión actual, no son más que el claro resultado de políticas monetarístas cimentadas sobre falsos paradigmas que solo han contribuido a la concentración de la riqueza, pero que al hacerlo han debilitado la posibilidad de potenciar esa riqueza hasta niveles como los alcanzados por los tigres asiáticos o superiores a ellos si se tiene en cuenta nuestros recursos naturales.
Es absurdo pensar que tiene alguna justificación o algún beneficio para el pueblo que es a quien en teoría se pretende defender de la inflación, o para el gobierno, desbaratar el aparato productivo del país y favorecer la importación de alimentos, bienes y servicios, a costas del trabajo de los colombianos, ya que nada sacarán con precios en teoría con menor inflación, si el consumidor potencial no tiene trabajo y por ende no tiene con que comprar.
El costo social y económico de la pobreza en Colombia es muy superior a los pingues beneficios que han obtenido los que han logrado concentrar la riqueza para sí matando la gallina de los huevos de oro, como está ocurriendo actualmente con el sector financiero, que al cuadruplicar el valor real (al cambio en dólares), de las tasas de interés está desmantelando el sector productivo que lo soporta y está reduciendo su potencial de crecimiento, pudiendo llegar a la quiebra por la caída en las transacciones que realiza o por la inmensa cartera irrecuperable, ya que todo el mundo es buena paga cuando le dejan conseguir con que pagar, (Lo que no ocurre con tasas de interés superiores a la tasa interna de retorno de las inversiones lícitas), y todo el mundo incrementa su negocio cuando el beneficio es general y no particular, a costas de la ruina del cliente como está ocurriendo con los clientes del sistema financiero colombiano, que está arruinando a sus clientes, entre otros el mismo Estado.
La balanza comercial deficitaria de cinco mil millones de dólares, permite prever que cuando cese el flujo de divisas por la especulación y por el narcotráfico, el país se verá abocado a la quiebra por tener que importar productos que antes exportaba y que el costo del crédito los hacen inviables actualmente, transfiriéndole a la banca, a la empresa y a la mano de obra extranjera, los dólares y el empleo que necesitamos los colombianos para aclimatar la paz.
Los perjuicios de la pobreza afectan a todos por igual, basta pensar cual es el potencial de educación, generación de tecnologías, creación de industria, realización de negocios, exportaciones y consumos que se han frustrado por la pobreza en que se ha sumido a la fuerza a nuestro pueblo.
Los costos del problema estructural de la economía colombiana, podemos medirlos en relación con lo que tenemos actualmente (Un Vietnam), contra lo que tendríamos en un régimen económico justo que potenciara nuestro desarrollo (Un Japón). Basta pensar lo que deja de ingresar por turismo y lo que tenemos que erogar por no poder producir alimentos y materias primas que antes exportábamos o con las que nos auto- abastecíamos.
La paz no se logrará hasta que no se hayan eliminado las taras para la producción en todos los sectores, pues cada campesino sin empleo, porque el empresario del campo no puede dárselo, es un candidato a guerrillero, cuatrero, narcotraficante o paramilitar por física hambre, (ya que el negocio de la guerrilla, el abigeato, el narcotráfico y el paramilitarismo es el único rentable que queda en el campo y uno de los pocos que queda en el país).
Tenemos en este momento la coyuntura para salir adelante (por la bonanza petrolera a la cual también se pretende culpar de la revaluación), pero para ello es necesario cambiar todo el manejo económico y el Estado deberá pasar del bando de los restrictores del desarrollo a liderar el de los promotores mediante la generación de empleo, empezando por el sector rural.

¿Donde quedó el preámbulo de la constitución de 1991 que invocando la protección de Dios con el fin de asegurar el trabajo y la justicia, entre otras cosas, dentro de un marco jurídico, democrático y participativo que garantice un Orden Político, Económico y Social justo?.
¿Donde quedó la Democracia que eligió con mas del 50% de los votos un programa de gobierno denominado EL SALTO SOCIAL que pretendía generar millón seiscientos mil empleos y redistribuir la propiedad’, ¿será que siete personas que componen la Junta Directiva del Banco de la República tienen mas derecho a decidir sobre los destinos del Pueblo que el pueblo mismo?. ("La soberanía reside Exclusivamente en el Pueblo", Artículo tercero de la Constitución Política de Colombia"). Del salto social no se llegó ni a un brinquito, mas bien, lo que se está dando es un ASALTO SOCIAL, donde se concentra la riqueza y se destruye o se enajena el aparato productivo del país y los bienes del Estado, comprometiendo la seguridad alimentaria, el futuro del país, el Bienestar social y la soberanía nacional.
¿Donde quedó el artículo segundo de la constitución? que declara como fines esenciales del Estado entre otros: Facilitar la participación de todos en las decisiones que los afectan, cuando el Banco de la República ni siquiera escucha la voz del Presidente de los colombianos clamando porque reduzcan las tasas de interés y contengan la revaluación.
¿Donde quedó la obligación del Ministerio de Hacienda y de la Junta Directiva del Banco de la República de representar Exclusivamente los intereses de la Nación? cuando con sus actuaciones atenta contra el Erario Público y contra los Principios fundamentales de la Carta Magna.
En el mismo artículo segundo de la Constitución dice que Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia en su vida, honra y bienes, esta función obligatoria del Estado no la cumple cuando fomenta por un lado tasas de interés que desbordan la capacidad de pago, y por otro con el Pacto Social impide que los ingresos de los ciudadanos crezcan a niveles que les permitan pagar estos nuevos costos, (basta con analizar como crece una deuda de la vivienda de un asalariado que paga el 44% de intereses de una deuda en 1996 que se revalúa mientras sus ingresos solo pueden crecer el 19% )
¿Donde queda la Honra de este usuario del crédito, cuando la deuda crezca por encima de lo que puede pagar y salga en todos los sistemas bancarios como moroso?
¿Donde quedarán sus bienes y el derecho a una vivienda digna cuando venga el cobro coactivo y su casa no pueda cubrir el monto de la voraz deuda?
Si se tiene en cuenta que cuando contrató el crédito, La tasa de interés que pagaba era alta porque cubría la devaluación de la moneda (que era de dos dígitos), es apenas lógico y justo que al desaparecer la devaluación de la moneda con respecto al dólar, se restablezca el equilibrio del contrato bajándole proporcionalmente las tasas de interés.
No debemos caer en la falacia de que el encarecimiento del crédito es por culpa de la inflación, como en años anteriores, ya que hasta 1991 el peso perdía poder adquisitivo en el país y en el exterior, y en 1996, lo perdió solamente en el país para la compra de productos, mas no para la adquisición de dólares, ni para las compras en el exterior, demostrando una vez mas que el proceso de encarecimiento del crédito es especulativo y usurero.


Recomendaciones:

El Estado no puede seguir transfiriendo impunemente sus escasos recursos a los especuladores con el dinero a través de las operaciones del "mercado abierto" y el endeudamiento interno, que no tienen en cuenta las tasas del verdadero mercado abierto, ya que pagan hasta cuatro veces Prime Rate o lo que le costaría el crédito en el exterior.
No privatizar más los sectores estratégicos como el energético ( y menos cuando se regalan al 50% de su valor de construcción o al 30% de su valor real)y ejercer un control real y de competencia sobre el crediticio, ya que si se dejan estos dos sectores a merced de los intereses particulares, estará hipotecada para siempre la soberanía y la posibilidad de desarrollo nacional, pues el que impone las tarifas de energía y el costo del crédito manda en el desarrollo del país. (Lo anterior no obsta para que en los sectores en mención entre la competencia privada, pero en proyectos nuevos que amplíen la oferta y manteniendo el Estado un poder de intervención real en el mercado que sea prenda de garantía para el usuario).
Desmontar el aparato inflacionario implantado por el Banco de la República mediante sus altas tasas de interés, dándole al crédito, la categoría de servicio de interés público, exigiendo a la Banca que se ponga al nivel de la Banca internacional, con tasas de intermediación financiera y de crédito equivalentes a las del mercado externo, y no a las de usura que actualmente se pagan en Colombia donde la tasa de intermediación financiera está alcanzando precios superiores al costo total del crédito en el exterior.
Lo anterior permitiría una rápida rotación del dinero, con la cual los Banqueros serían los primeros beneficiados y la reducción de los costos financieros generarían un incremento de la producción y el empleo de profundas repercusiones en toda la sociedad como puede apreciarse en la figura siguiente:
Figura 19. Rotaqción del dinero y costo del crédito.
Nótese como con una tasa inferior al 12%, se activan todos los agentes económicos, gana la Banca por el volumen mayor de transacciones y el mayor número de las mismas.
Lo anterior permitiría desarrolla la economía al dejar de importar los bienes que por el excesivo costo financiero actual no se pueden producir en el país y al atraer divisas mediante las exportaciones de un sector productivo modernizado y competitivo.
Permitir que los productores puedan invertir con certeza cambiaria, crediticia e impositiva, para lo cual hay que mantener la estabilidad del peso con respecto al dólar, como ha ocurrido en los últimos tres años donde la devaluación tendía a cero, pero reduciendo las tasas de interés hasta hacerlas equivalentes a las que paga el mercado mundial.
Invertir la Bonanza Petrolera en la educación para la producción sostenible, la aclimatación de la paz y la convivencia social, la generación de empleo urbano y rural (Mediante proyectos como la reforestación de las tierras que tienen esa vocación y que ambientalmente lo requieran), en la dotación de infraestructura básica para el desarrollo, como son los Distritos de Riego, las vías, la infraestructura de mercadeo y conservación, el desarrollo tecnológico y la elevación de la calidad de vida mediante la generación de un ingreso justo para el empresario y el trabajador.
Una estrategia válida para lograr el desarrollo puede ser mantener los Dólares que perciba el Estado por petróleo, carbón, impuestos, ventas, licitaciones, concesiones etc. y mantenerlos obteniendo renta en el exterior.
Con el respaldo que dichas divisas le confieren a la Banca central, se puede emitir moneda local el proporciones que se equiparen a su equivalente en dólares y fijar una tasa de cambio que impida la devaluación del peso.
Esos recursos pueden ser prestados al sistema financiero a tasas equivalentes a las que se obtiene el crédito en el exterior con la condición que las coloquen en la economía colombiana a tasas máximo del 10 o 12% anual y con tendencia a la baja.
Con la solvencia y costo del crédito, el país puede empezar a desarrollar proyectos productivos de largo plazo que requieran mucha mano de obra de obreros o campesinos como son la implementación de bosques productores de maderas técnicamente establecidos, la construcción de vivienda urbana, semi urbana y rural, la adecuación de tierras para riego y drenaje, la reforestación, la recuperación de suelos y el control de erosión etc.
Estos recursos invertidos en la producción y la reducción de los costos financieros harían competitiva nuestra economía impidiendo el absurdo que hoy tenemos, donde el país importa cinco millones de toneladas de alimentos y materias primas que podría producir, mientras sus tierras están baldías y sus trabajadores se pudren en el desempleo y la pobreza.

Figura 20. Manejo propuesto para los recursos del petroleo y las divisas extranjeras que perciba el Gobierno Colombiano.
Atacar la inflación no con medidas monetaristas ni restrictivas de la demanda sino con medidas de impacto real que incrementen la oferta y provoquen la baja en el índice de precios al productor en los sobrecostos que enfrenta nuestro aparato productivo como son: las altas tasas de interés, las pérdidas por corrupción, delincuencia, tramitología y altas tasas impositivas, así como con mejoramiento de las condiciones de infraestructura, administración y del nivel tecnológico.
Permitir que se exprese la demanda real mediante el pago de salarios justos, el incremento del empleo y por ende del ingreso del 50% de la población pobre y ello solo se puede lograr invirtiendo en el campo y la ciudad, especialmente en el desarrollo de explotaciones sostenibles ambiental y económicamente como la silvicultura, la agricultura tecnificada, sostenible y con riego, el desarrollo de la ganadería silvopastoril y la recuperación ambiental de las cuencas como la del Magdalena, así como el desarrollo agroindustrial y de servicios.
Contrario a lo que se piensa, esta inversión no es inflacionaria, ya que está probado de sobra que el fomentar la oferta de alimentos y reducir los costos de producción mediante el incremento de la productividad con infraestructura de riego por ejemplo, garantiza una oferta abundante, económica y libre de la estacionalidad de la agricultura sin riego que estabiliza y reduce los precios de alimentos y materias primas.
La demanda que se cree por esta inversión, en lugar de generar inflación, lo que logrará es activar la capacidad productiva que se encuentra ociosa, reduciendo el lucro cesante y los costos fijos por unidad producida.
La economía de escala es indispensable para poder competir en mercado abierto, por lo tanto en lugar de restringir la demanda, lo que hay que pensar es en la implementación de canales sanos para fomentarla y saldar esa deuda que tiene la sociedad con el 50% de la población en pobreza.
Si se calcula en millón seiscientos mil personas, el numero de desempleados, es fácil estimar que ese lucro cesante le cuesta al país la módica suma de dieciséis millones de dólares diarios, suponiendo que cada persona en paro tuviera una mínima capacidad de producir diez dólares al día, y eso sin contar el impacto a nivel de delincuencia, frustración, el desastre social y familiar que esta situación genera en un país con millones de hectáreas ociosas y que importa hasta lo que se come, lo anterior hace obligatorio en activar sectores como el campo antes de que las ciudades concentren toda esa población el las condiciones de desarraigo, pobreza, vicio y frustración que tienen nuestros cinturones de miseria.
Además, la recuperación ambiental y social que se lograría, reduciría los costos ambientales y económicos que se pagan actualmente por la violencia, la destrucción de la oferta ambiental y el desequilibrio poblacional por la migración del campo a la ciudad.
Brindar estabilidad crediticia, cambiaria e impositiva que permitan condiciones similares a las de la competencia que tienen que enfrentar nuestros productores.
Garantizar el acceso de los productores a los medios de producción a costos que no les quiten su derecho a una rentabilidad que les permita crecer, ahorrar y modernizarse, garantizándole al empresario su justo derecho a obtener utilidades y generar los recursos necesarios para tecnificarse, capacitar a su personal, generar empleo y mejorar el nivel de ingreso de sus trabajadores.
Tecnificar el sector agropecuario , hacerlo sostenible económica y ambientalmente, porque es la única fuente real de empleo masivo para nuestra población (ya que el nivel de educación actual no les permite el acceso a un mercado laboral urbano) mientras se preparan las nuevas generaciones para la competencia laboral de mercado abierto, especialmente si se tiene en cuenta que la industria que en sus inicios demandó gran cantidad de mano de obra, cada día es más automatizada y por lo tanto, cada día genera y generará menos empleo.
Nestor. F. Carrillo M.
Ingeniero Agrónomo
Magister en proyectos de desarrollo social.


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