De: comunicaciones congreso de los pueblos <comunicaciones@congresodelospueblos.org>
Fecha: 4 de octubre de 2011 15:06
Asunto: [difusioncongresodelospueblos] Declaración del Congreso de Tierras, Territorios y Soberanías
Para: difusion@autistici.org
La Madre Tierra es de quien la cuida, los territorios son de los pueblos, la soberanía es popular
Declaración del Congreso de Tierras, Territorios y Soberanías
http://congresodetierrasyterritorios.elalimentoesvital.com
         
Cali, octubre de 2011
           11.500 delegadas y delegados de las organizaciones campesinas           y de trabajadores y trabajadoras del campo y las ciudades, de           los pueblos indígenas y afrodescendientes, de pobladores           urbanos, las organizaciones de víctimas de crímenes de Estado           y de víctimas del desarrollo capitalista,  nos hemos reunido           en Cali entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre de 2011 en           torno de la defensa de la vida y de la Madre Tierra, para           ratificar nuestra voluntad de trabajo y movilización conjunta,           y continuar el proceso de legislación propia sobre el           territorio. 
           
           1. Hemos venido a defender la vida y la Madre Tierra. Hemos           comprobado que la  única opción de vida no es el consumismo,           la adicción al petróleo, la destrucción de la naturaleza y la           economía impulsada por la guerra. Los aquí presentes ya           venimos construyendo la alternativa: territorios gobernados           por las comunidades, relaciones sociales y de trabajo           equitativas e igualitarias, economías sustentables donde           impera el uso respetuoso de los bienes de la naturaleza,           decisión autónoma sobre la producción de alimentos,
           
           
           
           Lamentamos que el gobierno y algunos medios de comunicación           insistan en señalar que estos propósitos, y las movilizaciones           que realizamos para concretarlos, sean amenazas terroristas.           Como ha dicho el editorial de El Tiempo del 3 de octubre, hay           un aumento sensible de la movilización popular; pero se           equivoca al ver que tras estas acciones está la presencia           insurgente. El uso rutinario del señalamiento les impide ver           que detrás de la movilización social en realidad está la           respuesta indignada de la gente frente a la destrucción de la           naturaleza, la invasión de los territorios por las industrias           extractivas, el despojo de los bienes naturales, la           continuidad de una estructura agraria inicua --denunciada           estos días en el Informe de PNUD.
           
           
           
           2. Dos tesis hemos confirmado: la profunda inequidad del           sistema político y socio-económico que rige a Colombia, y la           oposición del bloque político en el poder para transformar ese           modelo y reformarse a sí mismo. Por el contrario: el país           sigue secuestrado por las mafias y la parapolítica, y las           acciones que el gobierno nacional dice realizar para enfrentar           estos sectores evidencian que no irá a la raíz del problema           --la persistencia del latifundio armado y la alianza de éste           con la oligarquía industrial y financiera--, y por el           contrario utilizará la justa aspiración social de combatir el           paramilitarismo y el despojo de tierras, para ajustar aún más           el modelo territorial a los requerimientos del capital.
           
           
           
           Esta certeza ratifica lo que venimos diciendo de tiempo atrás.           Que no será en los espacios de la institucionalidad donde los           sectores populares encontraremos la respuesta a nuestras           exigencias por los derechos; que nos ha tocado legislar y           actuar por nuestra propia cuenta para garantizarlos; que           debemos ir más allá de ser oposición política, y construir por           nuestro lado y a nuestro modo el país que soñamos y queremos.           Nuestra intervención en espacios gubernamentales para exigir           el cumplimiento de las obligaciones del Estado frente a los           derechos humanos, solo tiene sentido si al mismo tiempo en las           comunidades construimos gobierno propio y fortalecemos nuestra           capacidad de ordenar la vida y el territorio.
           
           
           
           3. El conjunto de las medidas legislativas y de políticas que           los últimos gobiernos vienen impulsando o pretende llevar a           cabo --la conversión de Colombia en una mina a cielo abierto,           la imposición de las llamadas "locomotoras del progreso", la           entrega del campo a las Zonas de Desarrollo Empresarial, la           adjudicación del país a la industria minero-energética, el           estrangulamiento de los ríos y las aguas, en suma, volver a           Colombia una zona franca de 200 millones de hectáreas,-- no es           otra cosa que la agenda del capital nacional y transnacional,           y se sintetizan en lo que podemos llamar la "privatización de           los territorios", es decir, quitarle a la sociedad y los           pueblos el derecho de ordenar y gobernar sus espacios de vida           y entregárselos al capital privado.
           
           
           
           Cada una de las luchas que nuestros pueblos vienen dando los           últimos meses, son para enfrentar este despojo. En Santurbán           (Santander) para que las decisiones sobre el agua las adopten           las comunidades que la beben; en el Quimbo (Huila) e           Hidroituango (Antioquia) para que la elección entre comida           para las comunidades o energía para las transnacionales sea           una decisión de los pobladores y no de las burocracias al           servicio del capital; en Puerto Gaitán (Meta) para restituir           al país el patrimonio del subsuelo; en La Toma (Cauca) para           que las comunidades afrodescendientes sigan mandando sobre sus           fuentes de vida; en La Colosa (Tolima) para seguir siendo los           dueños de su agua y de su vida; en el norte del Cauca           indígena, para que el TLC con los Estados Unidos no despoje a           los pueblos de su autonomía alimentaria; en Bahía Málaga           (Valle), Bahía Solano (Chocó) y Bahía Portete para que los           puertos no destruyan la base alimentaria de las comunidades;           en San Andrés para que los raizales no sean desterrados en su           propia tierra; en las grandes ciudades para que las zonas           francas y los puertos secos no sean sitios prohibidos para la           población; en Teorama y El Tarra para impedir que la Madre           Tierra sea profanada. Cada una de estas luchas populares son           para impedir la desterritorialización y el despojo.  
           
           
           
           4. Aunque víctimas del desarrollo y del despojo, nuestras           comunidades han pasado a ser defensoras de la soberanía que el           Estado -que debería ser su garante- ha abandonado en la feria           de la "confianza inversionista". La reactivación de las luchas           sociales populares en Colombia se vienen dando justo por el           camino de defender la Madre Tierra, los territorios y la           soberanía nacional.
           
           
           
           Se trata de una dinámica similar en todo el mundo. La captura           de los Estados por los intereses privados ha despertado una           ola de indignación en Europa, Suramérica y los Estados Unidos           contra el despojo de la economía y la vida pública. Todos           ellos reclaman, igual que nosotros y nosotras, el derecho de           dirigir sus vidas, sus economías y sus países. No dudamos en           decir que somos parte de ésos, los indignados y las indignadas           del mundo.
           
           
           
           5. Los pueblos, organizaciones y procesos asistentes hemos           adoptado 7 mandatos temáticos, 10 macroregionales y un Mandato           de Mandatos sobre Tierras, Territorios y Soberanías. Se trata           de compromisos serios en la construcción del nuevo país,           adquiridos por organizaciones y procesos que asumimos la           responsabilidad de realizarlos. Entre ellos consideramos de           vital importancia los siguientes:
           
           
           
           ñ Consolidar la unidad del movimiento y las organizaciones           populares para cuidar a la Madre Tierra, defender los           territorios y consolidar la soberanía popular. El espíritu           unitario y fraternal que nos ha acompañado en este Congreso,           tendrá que converger en un gran Movimiento Social y Popular           por la Tierra, el Territorio y la Soberanía. Un primer paso es           la conformación de un espacio de coordinación de los procesos           que nos sumamos a estos mandatos. 
           
           ñ El segundo mandato general es cuidar la Madre Tierra y           reconocerle sus derechos. Quien no cuida la Madre Tierra no la           merece. Y no la merecen los que destruyen las fuentes de agua           para explotar oro o petróleo. Este Congreso ha mandatado           prohibir la gran minería y la explotación petrolera           desaforada. En consecuencia, ha declarado no grata e ilegal la           presencia en nuestros territorios de la Anglo Gold Ashanti, la           BHP Billiton, Xtrata, Pacific Rubiales, Cosigo Resources,           Smurfitt Kappa, Cemex, Medoro Resources, Grey Star (hoy Eco           Oro Minerals Corp) y Unión Fenosa, por su participación           directa en agresiones a las comunidades y territorios, y su           atentado sistemático a la soberanía nacional. Les notificamos           que acudiendo al derecho ancestral de indígenas y           afrodescendientes, a los derechos de los pueblos y de la Madre           Tierra, al derecho a la vida y paz, y a las normas           constitucionales y del derecho internacional de los derechos           humanos, realizaremos las acciones que correspondan para           impedir su presencia, para que salgan del país y sean           sancionados.
           
           ñ El tercer mandato es realizar –como organizaciones sociales           populares-- todas las acciones políticas civiles para           construir un camino hacia la solución política del conflicto           armado. La guerra en nuestros territorios altera profundamente           la armonía de las comunidades y de la naturaleza, y no es           posible esperar mejoras en los derechos humanos si el           conflicto continúa. El derecho a la paz solo se cumplirá si la           realizamos nosotros y nosotras mismas con la resistencia a la           guerra, la exigencia a los actores armados para que respeten           el derecho humanitario --en especial la oposición a que el           cuerpo de las mujeres sea utilizado como botín de guerra--, y           las acciones directas de desmilitarización de nuestros           territorios. El pueblo colombiano y todas sus expresiones           sociales adoptaremos una agenda de diálogos nacional y           regionales en el Congreso Nacional de Paz que tendrá lugar el           próximo año, al cual nos convocamos.
           
           ñ El cuarto mandato general es profundizar la liberación de la           Madre Tierra y la realización participativa de la reforma           agraria. No permitiremos que en el lugar de los grandes           latifundios del narcotráfico y el paramilitarismo, que deben           ser desmantelados, se instale el gran latifundio de los           conglomerados agroindustriales. Por el contrario, esas tierras           –robadas en cientos de años a indígenas, campesinos y           afrodescendientes-- deben restituirse a nuestras comunidades.           Ocuparemos pacíficamente lo que por historia y por derecho nos           pertenece; y allí donde se puedan presentar diferencias sobre           los derechos territoriales de cada pueblo o sector, acudiremos           a los principios de la unidad y el respeto interétnico para           resolverlas.
           
           ñ El quinto mandato general es constituir a las organizaciones           sociales y comunidades como protectoras del agua. Desde el           ejercicio del gobierno propio y autoridad, abordaremos el           manejo, gestión y protección de las fuentes de agua,           confrontando su privatización y degradación producto de la           expansión de la frontera agropecuaria y minero-energética y el           desarrollo de megaproyectos que amenazan su disponibilidad.
           
           ñ El sexto mandato general es construir una economía propia y           articulada de los pueblos, no supeditada al mercado global,           que garantice la soberanía y autonomía alimentarias y los           saberes asociados a las semillas, las plantas y los alimentos.           Vamos a fortalecer las prácticas de producción,           transformación, intercambio y consumo culturalmente           apropiadas, socialmente justas y en armonía con la vida; no           utilizaremos ni permitiremos agrotóxicos y transgénicos;           impediremos la presencia de los agrocombustibles, plantaciones           forestales y otros monocultivos que amenazan nuestra soberanía           territorial y alimentaria.
           
           ñ El séptimo mandato es realizar una reforma de territorial           del país que contenga un ordenamiento territorial urbano           popular democrático de las regiones reconociendo la diversidad           y las diferencias tanto de pueblos que habitan al interior de           los territorios urbanos, como entre las ciudades de Colombia.
           
           ñ El octavo mandato general es emprender todas las acciones           necesarias hasta que los responsables intelectuales y           materiales del exterminio contra nuestros pueblos sean           juzgados. Recogemos las semillas de vida, memoria, verdad,           justicia y reparación, sembradas por las luchadoras y           luchadores populares en la defensa de la vida y de la Madre           Tierra, y víctimas de este conflicto.
           
           ñ Los niños y niñas presentes en Congreso han aprobado un           mandato adicional: debemos consolidar espacios para que           deliberen y sus aportes sean tenidos en cuenta. El futuro del           territorio está en peligro si no despertamos sus corazones y           sus conciencias para que lo defiendan. Obedeciendo su palabra           mayor, generaremos siempre los espacios donde los niños y           niñas de nuestros pueblos puedan pensar y construir el país de           sus sueños.
           
           
           
           Éstos son los mandatos de los pueblos y las organizaciones           populares. Los cumpliremos. Nos movilizaremos en calles y           campos para hacerlos realidad. Llamamos a todos y todas a           comprometerse con ellos, a la intelectualidad a sumarse a esta           construcción de país, a los partidos políticos populares a           acatarlos.
           
           
           
           Cansados de obedecer. Cansados de ser consultados mientras           otros deciden. Queremos gobernar. ¡Vamos a gobernar en           nuestros territorios!
           
           
           
           La Madre Tierra es de quien la cuida, los territorios son de           los pueblos,
           
           la soberanía es popular
comunicaciones@congresodelospueblos.org www.congresodelospueblos.org Propuesta de país para una vida digna
_______________________________________________
difusion mailing list
difusion@autistici.org
https://www.autistici.org/mailman/listinfo/difusion
Germán R
Comentarios