BIOCOMBUSTIBLES EN GRAN ESCALA: BUENOS PARA EL PODER, MALOS PARA LA GENTE DEL COMÚN Y EL CLIMA GLOBAL ( UN TEMA PARA SU DISCUSIÓN)
Resulta por tanto evidente que ésta no es una buena solución ni para la gente ni para el ambiente. Sin embargo, es una excelente oportunidad de negocios para grandes empresas que operan a nivel nacional y en particular para las grandes transnacionales. Entre ellas se cuentan las vinculadas a la producción y comercializació n de productos agrícolas de exportación, las industrias biotecnológica y química (que aumentarán sus ventas de material transgénico e insumos agrícolas), la industria automotriz (que podrá seguir creciendo bajo un manto “verde”), las nuevas empresas surgidas en la ola de los biocombustibles y las propias empresas petroleras, que ya se están incorporando a este nuevo y lucrativo negocio.
Es por ello que tantos gobiernos, organismos de asistencia, agencias bilaterales, organismos multilaterales y expertos internacionales están involucrados en la promoción de esta absurda solución: para servir los intereses de esos poderosos grupos económicos, que son quienes dictan las políticas globales en su propio beneficio.
Cabe aclarar finalmente, que los biocombustibles en sí no son el problema. Es más, dentro de un enfoque social y ambientalmente adecuado pueden servir para satisfacer parte de las necesidades energéticas de nuestros países y en particular de las comunidades locales. El problema central es el modelo en el que se los pretende implementar, caracterizado por la gran escala, el monocultivo, el uso masivo de insumos externos, la utilización de transgénicos, la mecanización y su exportación para alimentar el consumo desmedido de energía que se realiza en el Norte.
Se hace por tanto imperioso enfrentar esta nueva amenaza que se cierne sobre los pueblos y ecosistemas del Sur e incorporar el tema de los biocombustibles a la lucha por la defensa de los bosques y la biodiversidad, contra el avance de los monocultivos y los transgénicos, por la soberanía alimentaria y por el derecho de los pueblos a decidir sus propios destinos.
Biocombustibles en gran escala: buenos para el poder, malos para la gente y el clima
Las modalidades de consumo y producción de biocombustibles ya están teniendo impactos negativos sobre la seguridad alimentaria, el sustento rural, los bosques y otros ecosistemas. Todo indica que tales impactos se acumularán rápidamente. La producción de biocombustibles en gran escala y dirigida a la exportación requiere extensos monocultivos de árboles, de caña de azúcar, de maíz, de palma aceitera y de soja, entre otros. Estos monocultivos ya son la primera causa de despoblamiento rural y deforestación en todo el mundo.
No obstante, la Unión Europea promueve los biocombustibles como fuente de energía del transporte y se ha fijado para 2010 el objetivo de aumentar su uso al 5,7% del total de la energía utilizada en transporte. La Comisión Europea está presionando a los Estados miembros a cumplir sus compromisos en virtud de la Directiva sobre los biocombustibles de 2003. En la reunión del Consejo de Agricultura realizada el 20 de febrero de 2006 hubo un primer debate político sobre la estrategia de los biocombustibles y el plan europeo de acción sobre la biomasa. Para estos países la ventaja es que el precio de producción de biocombustibles como el bioetanol y el biodiesel es menor que el del petróleo. Otro beneficio para los agricultores europeos es que la producción nacional de biocombustibles podría proporcionar nuevos ingresos y oportunidades de empleo tras la reforma de la política agrícola común (PAC).
En Europa, el biodiesel se usa en Alemania, Francia y Austria en distinta medida. En Alemania hay más de mil estaciones de servicio que venden biodiesel. La primera bio-refinería alemana se construirá en Emden con financiación de una asociación holandesa. El objetivo de la fábrica es convertir 430.000 toneladas de aceite de palma, probablemente de origen indonesio, en más de 400 millones de litros de biodiesel anuales.
En los Países Bajos la demanda de aceite de palma crudo para generación de electricidad aumentó este año 400.000 toneladas, de las cuales se importarán 250.000 toneladas. Según se informa, la compañía de energía eléctrica BIOX Bb. piensa construir cuatro nuevos generadores a aceite de palma. La empresa pretende vender esta electricidad a base de aceite de palma a varios países de la Unión Europea.
En Estados Unidos los biocombustibles son bien recibidos en tanto forma de ayudar al país a ir cortando su dependencia del petróleo extranjero. Estos biocombustibles combinan el patriotismo con el interés económico propio: a los agricultores les encantan porque el biodiesel y el etanol se producen a partir de bienes de consumo agrícolas y así colaboran con el aumento de los precios en origen; y a los senadores republicanos les encantan porque los subsidios impositivos federales mantienen contentos a sus votantes agricultores.
En el otro extremo, en los países del Sur, la producción de cultivos para biocombustible ya está ocasionando importantes impactos ambientales y sociales, que se agravarán en caso de que la ofensiva del Norte en pro de nuevas fuentes de energía gane terreno. Una alianza de ONG de derechos humanos y de medio ambiente está en campaña contra el uso por parte de los países europeos de combustibles producidos a partir de palma aceitera a expensas de los ecosistemas forestales. En una declaración formulada en abril de este año contra el “diesel de la deforestación” , más de treinta grupos alemanes, austríacos y suizos advierten que un auge del biodiesel derivado del aceite de palma no haría más que repetir el patrón de destrucción de los bosques que el rápido crecimiento de la industria de la pulpa y el papel en Indonesia trajo consigo.
Para estos grupos, lo que se necesita es un cambio fundamental en nuestra aproximación al consumo de energía en lugar de simplemente sustituir el petróleo por biocombustibles. Esto implica la promoción del transporte público en lugar de autos particulares y tránsito aéreo, más medidas de conservación de energía y más fuentes de energía renovables como la luz solar y el viento. Los grupos exhortan a la aplicación de criterios estrictos con relación a las materias primas del biocombustible, por ejemplo: no a la conversión de bosques primarios a plantaciones; no a las violaciones de los derechos humanos y a las operaciones policiales o militares; no a la quema de bosques para establecer plantaciones; no a la certificación de plantaciones de palma aceitera, puesto que un monocultivo de palma aceitera no puede hacerse en forma ecológicamente sustentable y en general provoca más problemas que beneficios duraderos para la gente local; sí a la promoción de la agricultura orgánica sin uso de fertilizantes artificiales ni toxinas agrícolas; sí a la promoción de los pequeños establecimientos rurales en los países productores. La declaración llama también a que se respeten los derechos territoriales y consuetudinarios y al pleno cumplimiento de los acuerdos internacionales ratificados relativos a pueblos indígenas, biodiversidad, derechos de los trabajadores, etc, en los países que producen cultivos para biocombustible.
Además, otras ONG, organizaciones de Pueblos Indígenas y movimientos de agricultores exhortaron a las Partes del Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, reunidas para su 12ª Conferencia de las Partes en Nairobi entre el 6 y el 17 de noviembre de 2006, a suspender inmediatamente todos los subsidios y otras formas de apoyo desigual a la importación y exportación de biocombustibles.
Dichas organizaciones declararon que “No hay nada verde ni sustentable en el biocombustible importado. En lugar de destruir las tierras y el sustento de comunidades locales y Pueblos Indígenas del Sur mediante otra forma más de colonialismo, exhortamos a los países del Norte a reconocer su responsabilidad en la destrucción del sistema climático del planeta, reducir su consumo de energía hasta alcanzar niveles sustentables, pagar la deuda climática que han ocasionado al no haber hecho lo anterior hasta el momento y aumentar sustancialmente la inversión en energía solar y en energía eólica sustentable”.
Extractado de Boletín 112 del WRM
Movimiento Mundial por los Bosques
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