EL  ESTADO DEL MALESTAR
“Rechazamos por falsa la opción entre nuestra seguridad y nuestros ideales”
    Barack  Obama
Amylkar D. Acosta M
    Ex  presidente del Congreso de la República
Bogotá, febrero 25 de 2009
    EL  DESBARAJUSTE INSTITUCIONAL
La Asamblea  Nacional Constituyente de 1991 consagró como principio constitucional  que “Colombia es un Estado social de derecho, organizado en  forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus  entidades territoriales”1. Pero este, como tantos otros  preceptos de la nueva Constitución, no sólo no ha tenido mayor desarrollo  sino que las sucesivas reformas lo han tornado nugatorio a la hora de  su aplicación. En sólo 17 años se han expedido ya más de 26 actos  legislativos, reformando a través de ellos más de 50 artículos de  la Constitución; porque la tendencia de los gobernantes de turno ha  sido hacer de ella la que denominó el inmolado Magistrado de la Corte  Suprema de Justicia, Manuel Gaona Cruz, una Carta a la carta. No  mas en el 2007 se le introdujeron cuatro reformas a la Constitución,  en una de ellas2 se modificaron  de una vez cinco artículos (¡!). El país sigue siendo rehén  del fetichismo normativo, de la reformitis, creyendo que todos los problemas  y tropiezos que encare el país se resuelven cambiando las normas, lo  cual es lo más atentatorio contra la seguridad jurídica, uno de los  bienes más preciados de una sociedad. En concepto del Presidente Alvaro  Uribe Vélez, “En un Estado de opinión los  temas constitucionales son de opinión”, de lo cual se sigue que  la Constitución en lugar de servir como pacto de convivencia, de tierra  de frontera, queda así convertida en una especie de giralda, tomando  siempre la dirección en la que soplan los vientos. Según dicho criterio  las mayorías se imponen e ignora que el concepto de democracia va mucho  más allá, no se reduce a la voluntad mayoritaria sino que demanda  el respeto escrupuloso de sus reglas y procedimientos. Por ello, Kelsen  distingue muy bien la legitimidad de origen de la legitimidad  del ejercicio del poder, la que se refrenda a diario con los actos  de gobierno. Cuando tales concepciones hacen carrera, como lo afirma  el ex ministro Fernando Carrillo, “los frenos y contrapesos del Estado  de Derecho son las primeras víctimas”3. Es obvio de toda  obviedad que la entelequia del Estado “de opinión” es extraña  al Estado Social de Derecho y se contrapone a él o, lo que es peor,  lo suplanta. 
Como lo afirma  el politólogo argentino Guillermo O´Donnell, desde la pasada década  del 90, estamos asistiendo en América Latina al desarrollo de un nuevo  modelo “democrático”, que en nada se parece al arquetipo de las  democracias liberales de Occidente que inspiraron a los padres de la  patria. El lo denomina ´democracia delegativa´ y su característica  fundamental es que los ciudadanos, exasperados y desencantados por los  repetidos fracasos de los gobiernos, están dispuestos a delegar todo  el poder de decisión en las manos de un líder carismático, providencial  y mesiánico. Este se vuelve irreemplazable, imprescindible e insustituible,  lo cual es nocivo y pernicioso para el ordenamiento democrático. Las  democracias delegativas “se basan en la premisa de que la persona  que gana la elección presidencial está autorizada a gobernar como  él o ella crea conveniente…El Presidente es considerado la encarnación  de la Nación y el principal definidor y guardián de sus intereses…La  democracia delegativa es fuertemente mayoritaria”4.  Y la verdad sea dicha, como lo ha sostenido Karl Popper “no necesitamos  tantos buenos hombres como buenas instituciones”, remembranzas  de Simón Bolivar, arquitecto de nuestras instituciones primigenias,  quien sentenciara: “instituciones fuertes sí, hombres  fuertes no”. Digamos con Napoleón que “los hombres son verdaderamente  grandes, nada más porque dejan instituciones tras ellos” y no  por ser sus demoledores. Aunque con distinto signo y orientación ideológica,  la democracia “delegativa” viene sentando sus reales en la región  y se inclina cada vez más por la democracia directa que por la representativa.  Ello ha llevado a estos países a un grado de crispación y polarización  política permanente que no tenía precedentes.   
Colombia no  ha escapado a esta ola y a ello ha contribuido y de qué manera la ceguera  y la insensatez de una guerrilla que hace rato perdió su norte, propiciando  el enseñoreamiento de  un pensamiento único y reduccionista de  la misión del Estado, amén del macartismo, la intransigencia y la  intolerancia hacia las ideas ajenas, como reacción primaria a sus desvaríos.  La seguridad a todo transe se ha convertido en la obsesión del gobierno  y en el anhelo represado de los ciudadanos, en un fin en sí  mismo, sin importar los medios. Se olvida que, como lo sostuvo Rafael  Nuñez, el regenerador, “el Estado no es un órgano de simple conservación;  su fin exclusivo no es mantener el orden, la paz y  la obediencia; esas son apenas condiciones previas e indispensables  para lograr más altos fines”. Es de advertir que la seguridad,  por ser algo esencial e inherente a la función del Estado y en esa  misma medida debe responder a una política de Estado.  No basta con convertirla en ley de la República o constitucionalizarla,  como lo han pretendido algunos despistados; para que tenga el carácter  de tal debe cumplir con tres pre-requisitos, imprescindibles todos ellos,  a saber: quienes participen de ella deben contar con información fidedigna  y confiable, participar activamente del análisis y estar comprometidos  en las estrategias que se definan. El asunto de la guerra y/o de la  paz, es de aquellos que ameritan ser abordados como política de  Estado y no como política de gobierno, para que no dependa  de la discrecionalidad del Presidente de turno, en un propósito que  tiene que ser de largo aliento y que, por ello mismo, no puede estar  al vaivén de la coyuntura del momento. En respuesta a la insistencia  del Presidente Uribe sobre la necesidad de reelegir la seguridad  democrática, el politólogo Eduardo Posada Carbó afirma que “La  mejor forma de reelegir al principio de seguridad es despolitizarlo,  mediante un acuerdo con todos los partidos sobre su valor fundante  del orden social. Y, por supuesto, despersonalizarlo. Contrariamente  a lo que piensan muchos de sus seguidores, el peor enemigo de  la seguridad democrática es la reelección presidencial.  Mientras más dependa el destino del país de una sola voluntad más  nos alejaremos los colombianos de la seguridad”5.
La Constitución  funciona como un juego de ajedrez, en el que el movimiento de cualquiera  de sus piezas altera todo el juego y ello fue lo que ocurrió  en Colombia con la reforma constitucional que introdujo la reelección  presidencial inmediata. Lo que se planteó como la reforma de un “articulito”  terminó desbarajustando toda la arquitectura institucional,  fortaleciendo en grado superlativo el poder del ejecutivo, enervando  la autonomía de las demás ramas del poder e invadiendo el ámbito  de sus competencias. La prolongación del mandato al Presidente de la  República más allá de los cuatro años previstos anteriormente, sin  ajustar simultaneamente los períodos de las cortes y de la Junta directiva  del Banco de la República, han causado un dislocamiento del andamiaje  institucional. Su integración ha ido quedando paulatinamente en manos  del ejecutivo, minando su independencia y atentando contra la separación  de las ramas. Una prueba al canto: a estas alturas Fernando Tenjo  es el único codirector del B de la R que queda  no designado por el actual Presidente de la República. 
La administración  Uribe en forma reiterativa alude a la confianza como su principal  activo y la basa en tres pilares fundamentales: la seguridad democrática,  la confianza inversionista y la cohesión social. No obstante, el talante  del Presidente, su estilo de gobierno y sus acciones conspiran contra  ella, pues la base fundamental de la confianza de los empresarios, de  los inversionistas y de los consumidores radica en la estabilidad de  las reglas y estas se están cambiando constantemente, sin vísperas  y de manea caprichosa. Ya se empieza a hablar de la inseguridad inversionista,  como lo hizo el ex ministro de Hacienda Juan Camilo Restrepo6,  refiriéndose a las equívocas señales que se vienen dando por parte  del gobierno al sector eléctrico, lo mismo que el pronunciamiento de  los gremios de la mineria a raíz de las contradicciones en el seno  del gobierno en torno a las licencias de explotación de minerales en  el país. Ello es tanto más cierto, si tenemos en cuenta que los empresarios  que quieran gozar de la estabilidad de las reglas que le son aplicables  deben pagar por ello7. Ese es el caso de los “acuerdos  de promoción y protección de la inversión” entre las empresas y  el gobierno, que ampara la Ley 963 de 2005. Para Douglas North, premio  Nobel de Economía 1993, institucionalista por excelencia, “…la  posibilidad de que existan mercados eficientes, con bajos costos de  transacción, depende de manera fundamental de unas reglas de juego  legítimas, creíbles y aceptables”. Y es muy diciente su reacción  a propósito de la pretensión de Menen de hacerse reelegir a despecho  de lo que disponía la Constitución argentina. Esto manifestó: “cuando  un Presidente es tan poderoso que puede cambiar la Ley cuando le estorba,  lo que se tiene en el fondo es una situación en la que la economía  depende de los caprichos de los políticos. Y eso generalmente es  un desastre”. Cualquier parecido con la realidad colombiana no  es nada coincidencial. Es que “las instituciones son las reglas de  juego en una sociedad o, más formalmente, son las limitaciones ideadas  por el hombre que dan forma a la interacción humana…Las instituciones  reducen la incertidumbre por el hecho de que proporcionan una estructura  a la vida diaria…Junto con la tecnología empleada determinan los  costos de transacción y transformación (producción) que constituyen  los costos totales”8. 
DE VUELTA AL CENTRALISMO
La concentración  de poder en el ejecutivo también se ha traducido en la reversión del  proceso de descentralización y autonomía territorial. So pretexto  de “profundizar” la descentralización esta se ha visto menguada  merced a las políticas que han estado enderezadas a su desmantelamiento.  El esperpento de la “asociatividad” entre las entidades territoriales  ha servido de subterfugio a este gobierno, como en el pasado las “áreas  de desarrollo territorial”, para impedir el avance hacia la autonomía  regional consagrada en la Constitución9. Los tan execrados  fondos de cofinanciación presupuestales fueron reemplazados por las  no menos vitandas audiencias públicas con los parlamentarios para asignar  tales recursos, más parecidas a una especie de tómbola. De un manotazo,  le arrebataron a las regiones los recursos del Fondo Nacional de Regalías  (FNR)10, para darle su manejo al DNP, no obstante que la  Ley 756 de 2002 en el parágrafo del artículo 1º establece claramente  que "Los recursos del Fondo Nacional de Regalías son propiedad  exclusiva de las entidades territoriales”. Y para añadirle injusticia  al despropósito, se viene desviando la destinación de esos recursos,  que están llamados a financiar los proyectos de impacto regional11,  para financiar el abultado déficit gubernamental mediante su colocación  en títulos de tesorería (TES). Al zarpazo que recibieron las entidades  territoriales al recortarles las mal llamadas transferencias (léase  Sistema General de Participación) a través del Acto legislativo 01  de 2001, se vino a sumar un nuevo recorte a las mismas a través del  Acto legislativo 04 de 2007. Para rematar, a través del Decreto 028  del 10 de enero de 2008 se arroga el gobierno central la facultad de  intervenir, si es del caso,  los recursos del Sistema General de  Participación (SGP) de las entidades territoriales, como ya lo viene  haciendo con las regalías directas que perciben las entidades territoriales,  en unos casos congelándoselas y en otos cambiándoles de ejecutor. 
Incluso, se  llegó a plantear por parte del Vicepresidente Francisco Santos “una  reforma constitucional que le permita al gobierno… tomar decisiones  dentro del gasto público en departamentos y municipios  (sic!)…crear una especie de emergencia que le permita al gobierno  central disolver gobiernos locales, departamentales, intervenir,  nombrar durante un año y luego llamar a elecciones”, siempre  que a juicio del gobierno central se presenten casos graves de  corrupción en los que resulten involucrados los titulares del cargo.  Este anuncio es una especie de espada de Damocles que pende sobre las  regiones y es una amenaza que permanecería latente con una nueva reelección  del Presidente Uribe12. Se parte de la falsa premisa de que  los focos de corrupción están en las regiones, cuando en este país  hasta la corrupción está centralizada. Por lo demás, los consejos  comunales sabatinos que protagonizan el Presidente de la República  y su equipo de gobierno, operan como centralismo itinerante.  En el transcurso de los mismos el gobierno central concentra todos los  poderes, arrogándose las funciones propias de  alcaldes, gobernadores,  concejales, diputados y hasta de los propios parlamentarios, copando  todos los espacios, quienes quedan a expensas de la munificencia  del Presidente de la República, convertido en el gran dispensador de  favores y de recursos. Allí, muchas veces, se toman decisiones “en  caliente”,  en medio del frenesí de la turbamulta,  a mano  alzada, que no siempre están respaldadas por el estudio y el análisis  ponderado, primando la improvisación y la chapucería con todas sus  consecuencias ulteriores. Se suele confundir la eficiencia con la eficacia;    cuántas veces no se sacrifica esta última en aras del eficientismo;  pero, bien dijo Gandhi que “la velocidad no importa si vas en la dirección  equivocada”. A diario tenemos la comprobación de este aserto, pues  ya es proverbial el repentismo presidencial en la toma de decisiones,  a menudo apresuradas e inconsultas, poniendo en aprietos al propio gobierno.  Un estudio realizado por profesores de la Universidad de los Andes concluyó  que “a través de los consejos comunales se asumen compromisos que  implican gastos, de manera que aseguren los apoyos políticos necesarios  para mantenerse en el poder”13
    EL  AISLACIONISMO NOS AGOBIA
La política exterior no ha escapado a este desbarajuste. Se ha roto una larga tradición de manejo consensuado de la política exterior, la Comisión Asesora de Relaciones exteriores prácticamente ha quedado sin oficio. Decisiones de tanta envergadura y trascendencia como el apoyo a la aventura del presidente de los Estados Unidos, George W Bush, en Irak, la tomó el gobierno por sí y ante sí, sin medir sus implicaciones. El prurito de firmar “rapidito” el TLC con los Estados Unidos, llevó al gobierno a negociarlo bilateralmente, en solitario, en lugar de hacerlo en bloque, dando al traste con la unidad de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), sin reparar en sus consecuencias y se repite la historia ahora que se negocia también con la Unión Europea (UE) otro TLC. A consecuencia de ello y del pésimo manejo que se le ha dado a la diplomacia, Colombia hoy está virtualmente aislada en la región. Ello ha repercutido en el entrabamiento del comercio con Venezuela y Ecuador, que son nuestros dos principales mercados externos para las exportaciones manufactureras. Mientras Chávez y Correa estén al frente de los destinos de estos dos países y al parecer será por un largo rato, asaz difícil será lograr la normalización de sus relaciones con Colombia. Y, de contera, con la llegada de Barack Obama a la Presidencia de los EEUU, el Presidente Uribe se quedó plantado “en el lado equivocado de la historia” al que aludió Obama en su discurso de posesión, lo cual complica aún más su gestión de gobierno de cara al futuro. Está visto, que se hace necesario, como lo planteó el Secretario General de la OEA, José Miguel Insulza, “establecerle límites a la figura de la reelección presidencial”14 para evitar daños mayores a la institucionalidad, que por cuenta de ella se ha descuadernado y a la economía. En el inmediato futuro se impondrá como la primera prioridad en la Agenda del país el reajuste institucional.
LA GRAN CRISIS
Estamos en  medio de la turbulencia de una gran crisis global, la primera de tales  características y la peor desde la Gran Depresión de los años treinta  del siglo pasado. Ya lo advertía Schumpeter: el capitalismo es una  sucesión interminable e intermitente de destrucción creativa, en la  que nuevas ideas y tecnologías desplazan a compañías antiguas que  se vuelven obsoletas y desaparecen. En esas estamos: el paradigma de  la desregulación, inspirada en la doctrina que Margaret Thatcher y  Ronald Reagan entronizaron en la década de los 80, para quienes el  Estado no era la solución sino el problema, hizo crisis y nos tiene  ahora en un callejón sin salida. Un banquero de los EEUU le comentó  al reputado periodista estadounidense Thomas Friedman que “por fin  hemos dado con las armas de destrucción masiva”, para luego añadir  “las teníamos enterradas en nuestro propio jardín, con sus correspondientes  hipotecas subprime y todos los productos que se derivan  de estas”15,  es decir, los “derivados de los derivados”, más conocidos como  los “activos tóxicos” productos de la inventiva perversa de la  banca de inversión16. Según Enrique Iglesias, Secretario  General Iberoamericano, “la crisis global es perfecta, porque los  bancos no prestan, los inversionistas no invierten y los consumidores  no consumen”. 
Y lo más grave  es que con la globalización de la economía, las crisis tienden también  a globalizarse, máxime cuando se originan en una economía como la  de los EEUU, considerada como la locomotora del crecimiento de la economía  global. Los EEUU están sumidos en la más profunda recesión desde  diciembre de 2007, la cual cobró en el sólo año 2008 2.6 millones  de empleos y en enero de este año se perdieron otros 598.000, elevando  la tasa de desempleo al 7.6%, algo que no se daba desde 1992, estimándose  que puede llegar este año al 10%. En el último trimestre de 2008,  el PIB de los EEUU se contrajo un 3.8% a ritmo anual, un nivel  jamás visto desde el primer trimestre de 1982, para cerrar el año  con un anémico crecimiento por debajo del 1.5%, el peor en 7 años.  Según los economistas de RDQ Economics, La caída habría sido mayor,  de no haber sido porque “un alza inesperada de los stocks (…) tuvo  por resultado que el PIB no se contrajera ´nada más que´ 3.8%”17.  Al conocer los pobres resultados del desempeño de la economía estadounidense  el año anterior, el Presidente Obama no dudó en asegurar que sus compatriotas  están viviendo una catástrofe económica y un “sueño americano  al revés”18. 
El contagio  no se hizo esperar y la onda expansiva de la recesión que empezó en  los EEUU ya se extendió al resto del orbe, con todas sus consecuencias.  Y no es para menos, por que a la perdida del empleo le sigue la baja  en los ingresos, afectando la capacidad adquisitiva, la cual se transmite  rápidamente bajando el consumo y la demanda industrial, con el consiguiente  freno de las importaciones, las remesas al exterior de los extranjeros  residentes en los EEUU y ello, lógicamente, implica una reducción  de los volúmenes y los precios de los principales renglones de exportación  de los países emergentes como Colombia y repercute de soslayo además  en la caída de la demanda doméstica de estos países. Es inevitable  que en tales circunstancias resurja el fantasma del proteccionismo,  como ya se palpa en los EEUU y en otras latitudes; el Presidente Obama  tuvo que jugarse a fondo en el Congreso para tratar de impedir sin  lograrlo que se aprobara una Cláusula  de “compra estadounidense”  en el proyectado plan de reactivación económica que acaba de ser aprobado,  según la cual todos aquellos que reciban recursos provenientes del  mismo se obligan a adquirir bienes producidos en los EEUU. Aunque matizada,  pasó y ello puede ser sólo el comienzo de una larvada pero funesta  guerra comercial entre los países que agravaría la crisis, como ya  sucedió en el pasado19. Tales brotes ya han tenido eco en  la región, el Ecuador, ni cortos ni perezosos, impuso un arancel del  30% a sus importaciones y una sobretasa adicional del 35%, con lo cual  se le inflige un duro golpe a Colombia. Para el Ministro de Comercio  de Colombia, Luis Guillermo Plata, el impacto de esta medida será del  orden de los US $210 millones, 15% del total de nuestras exportaciones  al Ecuador; aunque para ANALDEX el perjuicio puede superar los US $500  millones. De hecho, a consecuencia de la crisis, se calcula que  el volumen de las exportaciones a nivel mundial se verá reducido en  un 2.1%, la primera contracción a este nivel desde 1982. El  líder de la Organización Mundial de Comercio, Pascal Lamy, fue muy  enfático al afirmar que “la única forma de asegurarse de que  esta crisis no empeore ni se prolongue es  actuar en conjunto y mantener el comercio abierto”20  
En la primera  Cumbre del G – 2021 que se convocó para ver de conjurar  la crisis, de atajar o amortiguar sus devastadores efectos, se llegó  rápidamente al consenso sobre la necesidad de poner en marcha cuanto  antes políticas fiscales “anticíclicas”, es decir, en sentido  contrario a lo que en un determinado momento indica el ciclo económico,  con el objeto de estabilizar la economía. Y ello, aún a riesgo de  acrecentar los niveles de endeudamiento y déficit fiscal, con el propósito  de reanimar la economía, recurriendo  “al uso de medidas fiscales  para estimular la demanda interna en forma rápida”. Y eso  es lo que viene haciéndose en todos lares, coincidiendo los distintos  gobiernos en promover cuantiosas inversiones tanto por parte del sector  público como del privado, orientadas fundamentalmente a la infraestructura  (vías, transporte, comunicaciones, puertos, etc.). Eso es exactamente  lo que dispuso hacer el Presidente Barack Obama, tan pronto asumió  el cargo sometió a la consideración del Congreso de la Unión un paquete  de US $789.000 millones (algo más del 5% del PIB), de los cuales 2/3  partes se utilizarán para realizar inversiones y el resto para reducir  impuestos, con el fin de estimular la demanda22. No sabemos  cuánto va a durar esta crisis, pero los más optimistas no se aventuran  a vaticinar el repunte de la economía antes de 2010. 
El Director  gerente del FMI, Dominique Strauss Kahn, vislumbra un panorama sombrío;  dice él que “2008 fue un año difícil para la economía mundial,  pero de ningún modo podemos esperar que 2009 sea mejor”23.  Los centros de investigación están pronosticando un decrecimiento  de la economía de los EEUU (- 1.5%), Unión Europea (- 0.6%) y Japón  (- 0.5%) y un bajonazo en la economía china, que pasaría de un crecimiento  superior al 10% a sólo el 7.7%. Por su parte, la CEPAL estima para  Latinoamérica y el Caribe un magro crecimiento del 1.9%24.  Mientras tanto el crecimiento del PIB mundial se viene revisando a la  baja y ya se estima en el 0.5% por parte del FMI frente a la previsión  de tres meses atrás del 2.2%, a punto del estancamiento, el más bajo  en 60 años (¡!). “El crecimiento de la economía mundial prácticamente  se ha detenido”25 sostuvo recientemente el FMI.
    EL  COLETAZO DE LA CRISIS
En 2007 se  cerró uno de los períodos de mayor prosperidad en la historia de la  economía Latinoamericana, es el que se ha dado en llamar el “quinquenio  virtuoso”.   Su economía creció alrededor de 5% durante  el mismo, aparejada con un notable crecimiento del PIB per cápita,  superior al 3% anual. Colombia no fue la excepción y durante este intervalo  su PIB creció a un ritmo promedio del 6%, muy por encima del promedio  histórico del 4%. En medio de la euforia por tales resultados, que  el gobierno atribuía a los éxitos de la seguridad democrática y a  su acertada política económica, estaba por establecerse hasta dónde  eran sostenibles. Pero, como afirmó el Presidente del BID, Luis Alberto  Moreno, “Cuando un bote está navegando rápido, con viento a favor,  es difícil decir cuánta velocidad es atribuible a la habilidad del  capitán”. En el caso colombiano, la verdad sea dicha, el mayor mérito  que le cabe a sus autoridades en este logro es el haber dejado funcionar  el piloto automático. Sin embargo, ese período quedó atrás y hoy  es otro el escenario; el entorno es otro muy distinto del anterior y  las fuerzas que ayer alentaban el crecimiento regional hoy lo desaniman. 
Los principales  socios comerciales de Colombia en la región, Venezuela y Ecuador, verán  su tasa de crecimiento reducida a la mitad en el primer caso y a una  tercera parte en el segundo26, incluso las últimas proyecciones  hablan de un decrecimiento del PIB entre el 2% y el 3%. En la  medida que el sector externo se ha tenido como el motor del crecimiento  de la economía colombiana, su deterioro ha impactado severamente al  resto de la economía y de qué manera. En efecto, la producción industrial  que creció al ritmo del 9% anual al comienzo de 2007, ya para el tercer  trimestre del 2008 su crecimiento fue de un lánguido 2% anual. Según  la más reciente Encuesta de Opinión Industrial Conjunta (EOIC) de  la ANDI, la producción industrial, sector clave de la economía,   cayó 3.1% en 2008, mientras que las ventas lo hicieron en 3%, las cifras  más preocupantes en un lustro. De los 21 sectores analizados, 16 tuvieron  caída; la utilización de la capacidad instalada en diciembre de 2008  cayó a 75%, casi 6 puntos porcentuales por debajo del nivel observado  12 meses atrás. Ello dio pie para que Luis Carlos Villegas, Presidente  de dicho gremio empresarial, afirmara que “Las cifras nos señalan  que la industria colombiana, técnicamente entró en recesión”27.  Estas cifras fueron corroboradas más tarde por la Muestra Mensual Manufacturera  (MMM) del DANE28; es más, los registros oficiales dan cuenta  de una caída de la producción industrial más pronunciada, del  3.5% y las ventas del sector industrial experimentaron una baja  del 3.6% para el año completo. 
Cabe resaltar  que la agricultura siguió sin mostrar signos de recuperación, con  un exiguo crecimiento para septiembre de 2008 de apenas 1.2%, siempre  por debajo del crecimiento de la economía en su conjunto. Y no  lo decimos a humo de paja, es que el crecimiento del PIB agropecuario  en los últimos cinco años ha venido siempre a la zaga del PIB nacional.  En 2004 creció 2.0%, menos de la mitad del PIB nacional que registró  un crecimiento ese mismo año de 4.9%; en 2005 ocurrió otro tanto,  sólo creció apurado 1.9% frente al 4.7% del PIB total; en 2006 2.3%  frente a 6.8% y, por último, en 2007 dicho crecimiento contrastó nuevamente,  para el sector agropecuario de 2.6% y para el economía en general de  7.5%. Dicho de otra manera, el sector agropecuario en el país ha venido  creciendo sistemáticamente por debajo de un tercio con respecto al  PIB nacional. Entre 2004 y 2007, mientras el consolidado del crecimiento  del PIB total fue de 20.3%, para el sector agropecuario fue a duras  penas del 6.88% (¡!). Ello es sumamente preocupante, pues denota un  desarrollo desigual de la economía nacional, una dualidad en la política  económica en detrimento del sector rural, agobiado por la pobreza,  el desempleo y el desplazamiento forzado.
Aunque él hace la salvedad en el sentido que “sobre la recesión de la economía creo que estamos igual de lejos a cuando me lo preguntaron en septiembre pasado”29. Aquí se repite la historia reciente de los EEUU, en donde se aguardaba que se cumpliera el tecnicismo de esperar que bajara el crecimiento del PIB durante dos trimestres consecutivos para modo de declarar que la economía estaba en recesión. Pero la prestigiosa Oficina Nacional de Investigación Económica de los EEUU cuestionó dicho criterio y consideró que “un descenso significativo de la actividad económica que se extiende a través de sus sectores, que dura más de unos pocos meses, normalmente visible en producción, empleo, ingreso real y otros indicadores”30 . Con base en esta redefinición de la recesión, conceptuó que esta se estaba dando en los EEUU desde diciembre de 2007 y nadie salió a contradecirla. Si nos atenemos a ella, aquí estamos en recesión o por lo menos ad portas de ella. A las cosas hay que llamarlas por su nombre, para no dar lugar a confusión: si está en recesión la industria está en recesión la economía. Bien pudo exclamar Luis Carlos Villegas con el poeta Eduardo Carranza en su “Soneto con una salvedad”, “salvo mi corazón todo está bien”. El gobierno, entre atónito y confundido, ha hecho mutis por el foro; extrañamente no ha salido esta vez a refutar las cifras con sus acostumbrados artilugios, ya sea desautorizándolas o introduciendo cambios metodológicos como ocurrió con el propio DANE, que hasta al director removieron. Por esta razón, justamente, no se manejan cifras oficiales en Colombia que sean confiables en materia de desplazamiento, pobreza, erradicación de cultivos ilícitos y desempleo. De allí que este país esté plagado de falsos positivos en todos los ámbitos de su actividad.
Es de advertir  que la economía colombiana ya venía de capa caída cuando la crisis  tocó a sus puertas y en ello influyó fundamentalmente la baja en el  consumo de los hogares. La caída de este, según el DANE, aunque se  ha acentuado recientemente, se viene dando desde marzo de 2007; pasó  de un crecimiento histórico real anual de 9.5% a uno de sólo 3.9%  para el I trimestre de 2008 y en el II trimestre el consumo  de los hogares creció tres veces menos que las exportaciones, en momentos  que estas empezaban a afectarse por la crisis. Los últimos datos   de consumo dados a conocer por el DANE evidencian un crecimiento negativo  (-2%) del consumo hacia el puro final de 2008. Y recordemos que el consumo  representa el 65 % del PIB31. Tres factores han contribuido  a frenar el consumo: las altas tasas de interés, la debacle de las  pirámides, la ola invernal que afectó al campo y la caída de las  remesas. Estas ya han sido impactadas por la crisis; aunque el año  pasado, según el Informe del B de la R, los ingresos por remesas llegaron  a US $4.842 millones, 7.8% mayor que en 2007, éste fue la mitad de  lo que crecieron en 2007 en el último trimestre de 2008 el frenazo  se hizo evidente y la caída de las remesas fue del 11.6%. Para este  año, el Banco Mundial estima en 0.9% la caída de las remesas en el  mundo, después de haber llegado al tope de los US $283.000 millones. 
Las perspectivas  no son nada halagüeñas, habida cuenta que la percepción que tienen  los empresarios y los consumidores es que la situación lejos de mejorar  va a empeorar y ello repercute en su comportamiento con respecto al  mercado. La confianza de los empresarios, de acuerdo con un estudio  reciente de Fedesarrollo32, cayó estrepitosamente; el Índice  de confianza Industrial (ICI) para diciembre de 2008 se desplomó 28  puntos con respecto al mismo mes de 2007, registrando – 20 puntos.  Entre tanto, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se descolgó  desde 34 puntos en diciembre de 2007 a 2.7 puntos en diciembre de 2008  y el Índice de Expectativas del Consumidor (IEC) se ubicó en 0.8 puntos  en diciembre de 2008, con una caída vertical de 32.2 puntos. Nos parece  muy pertinente la acotación que hizo el profesor Gonzalo Palau Rivas  en relación a los resultados que arrojó dicha encuesta, en el sentido  que “Si el 2008 fue el año de los mayores golpes a la guerrilla y  esta prácticamente se encuentra arrinconada y fuertemente restringida  en sus planes criminales, ¿cómo es posible que la confianza tanto  de consumidores como de empresarios  esté en los mismos niveles de la época del Caguán? No deja de  ser llamativo que de acuerdo con la misma, la ciudad donde cunde  el mayor grado de pesimismo es Medellín,  tan cara al corazón grande del Jefe del Estado”33.  Todo indica, según esta Encuesta, que la incertidumbre y no la confianza  es el signo de los tiempos que corren en Colombia; con posterioridad  a la aplicación de la Encuesta se conocieron los reportes del DANE  en materia de empleo y desempeño de la economía, muy desalentadores  por lo demás, que lejos de mejorar el clima de los negocios y recobrar  la confianza del consumidor lo complican aún más. Según el mismo  estudio, el pulso en torno a la nueva reelección presidencial ha servido  de detonador, enrareciendo el ambiente en medio de una gran crisis de  confianza de la que es portadora la propia crisis. 
En tales circunstancias,  no dejaba de ser iluso que el Ministro de Hacienda, Oscar Iván Zuluága,  en medio de semejante crisis, dijera sin pestañear que “El país  está blindado contra la crisis económica externa”34.  La crisis global puso a prueba la fortaleza de la economía de la que  tanto alarde se hacía y ha empezado a resentirse, poniendo al desnudo  sus vulnerabilidades. Es bien sabido que Colombia es el único país  de la región cuya economía se ha visto sorprendida por la  crisis  afectada como lo está por los déficits gemelos (fiscal y de  cuenta corriente de la balanza de pagos), que no fue capaz de corregir  aprovechando el boom de los productos básicos y lo que es peor con  nota negativa por parte de las firmas calificadoras de riesgo. Así  las cosas, no es de extrañar que lo que se creía iba a ser un suave  aterrizaje de la economía después de un crecimiento inusitado del  PIB del 7.5% en 2007, se  convirtió en un aterrizaje forzoso,  de un crecimiento a lo sumo del 2% este año a causa de su despresurización.  Los hechos son tozudos y terminan por imponerse; al Ministro de Hacienda  no le quedó más camino que rendirse ante la evidencia y ya ha tenido  que revisar varias veces, siempre a la baja, la proyección gubernamental  del crecimiento. Primero fue en el 24 de septiembre del año anterior  cuando rebajó la expectativa del gobierno para el 2008 del 5% a la  horquilla de 3.8% - 4.2%, pero insistió  en la meta del 5% para 2009; luego, el 14 de octubre le apostó  a un rango entre 3% y 4% y más recientemente la rebajó a sólo el  3% para 2009, que todavía sigue siendo muy optimista para los  analistas serios de la actividad económica. Ya el Banco de la República  (B de la R) manifestó que espera un crecimiento del PIB para este año  entre 1% y 3%, por su parte ANIF revisó su proyección de 3.2% a un  2% y Fedesarrollo proyecta 1.6%. Es más, el  Economist Intelligence Unit (EIU), en su informe de enero es más pesimista  y estima que Colombia entrará este año en una recesión franca, con  una caída del PIB de – 0.5%, lo cual sería espantoso.
Y SIGUE EL  DESBARAJUSTE FISCAL
Y, claro, la  caída en la producción termina resintiendo los ingresos del fisco;  es así cómo, según la revisión que le hizo el Ministerio de Hacienda  a comienzos de enero al Plan Financiero de 2009, el gobierno central  recibirá $4.1 billones menos con respecto a lo presupuestado inicialmente  mientras los gastos subirán $1.1 billones, abriéndose un hueco fiscal  de la madona, la friolera de $5.2 billones. Y no hay sino uno de tres  caminos para sortearlo: recorte, más endeudamiento o más impuesto;  el gobierno optó por aumentar el déficit fiscal en $3 billones (0.6%  del PIB) y “aplazar”, que es una forma eufemística de decir recortar  $3 billones. Mientras otros países (Chile, Perú, Ecuador, incluso  Venezuela, entre ellos) fueron más preactivos y previsivos y se prepararon  con suficiente antelación para el advenimiento de las vacas flacas,  constituyendo fondos de ahorro y estabilización con los ingresos  extraordinarios que recibieron en la época de las vacas gordas,  producto de las mayores exportaciones y los mejores precios de los commodites  debido al boom de las materias primas, Colombia asumió el papel de  la cigarra en la fábula de Esopo gastando a manos llenas mientras estuvo  en jauja. Y no solamente no ahorramos sino que el gobierno y el Congreso  de la República, al aprobar el Plan de Desarrollo, resolvieron feriarse  $2.2 billones del Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (FAEP)  creado en 199535, justamente previendo situaciones como la  que ahora se presenta. El gobierno gastó por encima de sus posibilidades,  la presión del gasto llevó al gobierno a privatizar sus empresas y  participaciones en otras, de tal suerte que el saldo que le queda de  sus activos es sumamente reducido. En este se cuenta con ISAGEN y las  electrificadoras que aún están en manos del Estado, con cuya venta  se espera cubrir $3.5 billones de los gastos de este año. 
Ahora, que  la tendencia al alza de los precios de los productos básicos (petróleo,  carbón y níquel, que son nuestros principales renglones de exportación)  se ha revertido, al punto que desde julio pasado a esta parte han caído  un 60% y la demanda por ellos también, nuestra balanza externa se ha  visto seriamente golpeada y con ella la entrada de divisas también36.  Un estudio del FMI llegó a la conclusión que en el caso colombiano  una caída del 35% en el precio de las materias primas le cuesta al  fisco un punto del PIB, esto es, de $8 billones, aproximadamente. Por  ello, estamos de acuerdo con que Colombia no está en el grupo de los  países que pueden buscar una reactivación económica a partir de una  expansión agresiva del gasto público, pues no aprovechó los años  de bonanza para crear el espacio fiscal necesario para una estrategia  de este estilo. Ello explica el desespero y las contradicciones en que  han caído los voceros del gobierno a propósito del precio de los combustibles.  Siempre se dijo que el precio de estos estaría atado a los precios  internacionales del crudo y por ello los consumidores soportaron con  estoicismo las alzas intermitentes mientras los precios del petróleo  se elevaban consistentemente; pero, ahora no pueden entender que le  cambien las reglas, para anunciar dizque un “congelamiento” del  precio de los combustibles, pero para que no bajen, en momentos  que el precio del crudo ha bajado más del 70% en los últimos 6 meses.  El mismo gobierno no termina de ponerse de acuerdo, unas veces sale  a decir el Ministro de Hacienda que con esos recursos se va a nutrir  el Fondo de estabilización de precios de los combustibles (FEPC) creado  en la Ley del Plan37, pero para alimentarse con los recursos  remanentes del FAEP y no con aquellos, para luego anunciar que esos  recursos le servirán al gobierno para apalancar el financiamiento de  su plan de choque por la vía de la colocación de sus recursos en TES.  Incluso, el Presidente de la República, Alvaro Uribe Vélez, llegó  a sugerir que tales recursos podrían significar “más de 3 millones de Familias en  Acción y en el avance de obras públicas que son de gran trascendencia”.  Lo cierto es que lo que el Ministro de Hacienda presenta como un ahorro  forzoso que favorecerá al consumidor de los combustibles, es en la  práctica un impuesto disfrazado, arrebatándole de esta manera el ejecutivo  una facultad propia del Congreso de la República. Y lo peor es que  lo hace a contrapelo de lo que aconseja la coyuntura actual, que es  el alivio fiscal e incluso la devolución de impuestos a los contribuyentes  para incentivar el consumo, al tiempo que atiza la inflación, tal y  como lo hizo ver el director del B de la R, José Darío Uribe38.  “Yo creo que sería apropiado para la economía colombiana que se  hubiese mantenido la regla para la definición del precio de la gasolina…habría  tenido una reducción y un efecto sobre la inflación,  eso favorece el tener una política monetaria más amplia”39,  enfatizó.
EL BUMERANG  DE LAS GABELAS
Este gobierno,  así como ha sido de cicatero con la inversión social ha sido de generoso  con las rentas de capital; han sido muchas las adehalas y concesiones  a la inversión y a los inversionistas, so pretexto de promover y proteger  el empleo. Empezando por las reformas tributarias, que al tiempo que  le han apretado las clavijas a las rentas de trabajo se las han aflojado  a las rentas de capital, otorgándoles todo un cúmulo de descuentos,  exenciones, exclusiones, deducciones que le favorecen ampliamente, a  tal punto que las continuas perforaciones al estatuto tributario han  convertido este en un verdadero colador40. Se suele decir  coloquialmente que no hay impuesto sin representación; pero, en el  caso colombiano, a diferencia de los demás países, no hay deducción,  exención o descuento tributario que no tenga representación. En la  más reciente reforma no sólo se le rebajó el impuesto de renta a  la empresas del 38.5% al 32%, sino que además se les abrió la posibilidad  de descontar del mismo el 40% del monto de las utilidades que se reinviertan,  disposición esta que “les permite llevar como costo sus  inversiones”41, lo cual es un despropósito. Como nos  lo contó el novel Nóbel profesor de Economía, Paul Krugman, en un  reportaje a la revista Dinero, un esquema semejante a este se ensayó  durante la administración Reagan en los EEUU, pero que pocos años  después se percibió que generaba una reducción de impuestos para  las compañías demasiado grande42. A poco andar, el gobierno  reformó además la normatividad respecto de las zonas francas43,  estableciendo una nueva categoría, la de las “no colindantes” y  por ahí derecho les rebajó el impuesto de renta a las plantas que  en ellas se instalaran a sólo el 15%. 
A los anteriores  beneficios se añade la eliminación del impuesto a las remesas de utilidades  de la inversión extranjera, lo cual le ha costado al fisco la friolera  de más de $2 billones, tan sólo entre el año 2006 y el I trimestre  de 2008. Y, para colmo de males, se le dio a este gobierno por blindar  a las empresas y a los empresarios, para que las gabelas que han recibido  de parte de un Estado tan generoso para con los poderosos se tornen  intocables. Pues bien, a través de Ley 963 de 2005 “Por la cual se  instaura una ley de estabilidad jurídica”, se les da vía libre a  los acuerdos “de promoción y protección de la inversión” entre  las empresas y el gobierno, para que se les mantenga las reglas de juego  vigentes a la fecha de suscripción de los mismos. “Expertos aseguran  que, por un lado, se está comprometiendo una buena tajada del impuesto  de renta. Si se firmaran pactos sólo con las 87 mayores empresas del  país, se tendría atadas las reglas de juego tributario con las  compañías que hoy responden por el 45% de todo el gravamen”44.  De este modo, las mayores cargas impositivas que se decreten hacia el  futuro habrán de recaer sobre las rentas de trabajo o sobre los impuestos  indirectos, especialmente el IVA. De este modo, la estructura impositiva  del país que ya de por sí es tremendamente regresiva45,  lo será aún más, contribuyendo de esta manera a la mayor concentración  del ingreso y la riqueza en Colombia. Bien dijo Cervantes que “pocas  o ninguna vez se cumple la ambición que no sea con el daño de tercero”.  De este modo se le trasvasan recursos públicos aportados por todos  los contribuyentes desde los pobres hacia los ricos. Rico Don Pepe,  no! No obstante los alegatos del gobierno de que con ello se está estimulando  la inversión y el empleo, la experiencia indica que “a pesar de que  los gobiernos repiten una y otra vez que conceden dichas exenciones  para atraer a las inversiones extranjeras, no existe ninguna correlación  entre tales beneficios y el aumento de las inversiones”46.  La prueba más contundente la tenemos en el hecho de que lejos de mejorar  la tasa de empleo se ha venido deteriorando consistentemente, a ello  ha contribuido mucho la más reciente reforma laboral47,  calcada al carbón de la Ley 50 de 1990. 
Como si lo  anterior fuera poco, este gobierno dió en la flor de “compensar”  las supuestas “pérdidas” de los exportadores, que son más bien  ingresos dejados de recibir, que es distinto, atribuibles a la revaluación  del peso con respecto al dólar. Como lo acaba de revelar el Presidente  Uribe “a todos los exportadores les tuvimos que dar en dinero, en  el primer semestre del año, $614.000 millones”48. Ya con  el dólar cotizándose a $2.300 y todavía andaba el Ministro de Agricultura,  Andrés Felipe Arias, anunciando el otorgamiento de $5.700 millones  de ayuda gubernamental para coberturas para el sector agrícola. Y bien  se sabe que no son todos los exportadores los beneficiarios por  concepto de coberturas, CERT o subvenciones, pues se vienen asignando  con una gran discrecionalidad por parte del gobierno. Pero, cabe preguntarse  a dónde fueron a parar los beneficios para los exportadores de la larga  temporada devaluacionista que tuvimos que soportar el resto de colombianos  sino fue a sus faltriqueras. Es más, ellos supieron aprovechar muy  bien la revaluación para prepagar su deuda externa con dólar barato  y estimulados además por los beneficios tributarios han importado a  tutiplén maquinaria y equipo para modernizar y/o reconvertir sus empresas  a bajos costos, en desmedro de paso de la fuerza de trabajo.  Más del 35% de las importaciones al país están representadas precisamente  por este concepto. Ello explica en gran medida el crecimiento sin empleo49  que ha caracterizado esta última etapa de auge de la industria local.  Y a propósito, la primera medida que anunció el gobierno para enfrentar  la crisis fue la de poner a disposición de los exportadores US $650  millones, a través de Bancoldex, para tratar de suplir a la banca internacional  en el financiamiento de las exportaciones. La sumatoria de todos estos  recursos de los que se ha venido privando el Estado a ciencia y paciencia  de las autoridades50, que frisan los $7 billones anuales  son los mismos que ahora con el advenimiento de la época de las vacas  flacas nos empiezan a hacer falta. Más patético aún resulta comprobar  que el apoyo que se resolvió dar a ciertos sectores de la agricultura  a través de la Ley 1133 de abril de 2007, “por medio de la cual se  crea e implementa el programa ´Agro, Ingreso Seguro´ - AIS”, supuestamente  para mitigar los efectos de la entrada en vigencia del TLC con los EEUU  se viene dispensando sin que esto  último ocurra. $500.000 millones se están destinando anualmente  por ministerio de la Ley de marras, dizque para “proteger los ingresos  de los productores que resulten afectados…con ocasión de la internacionalización  de la economía”51. Se habrá visto semejante dislate? 
SE DISPARA  EL RIESGO - PAÍS
El gobierno  pretende obtener $24.4 billones en crédito interno  para enjugar su déficit así: $13 billones en el mercado de subasta  de TES, $6.5 billones por convenios con entidades del sector público  y $5 billones que deben adquirir forzosamente los establecimientos públicos  por concepto de “excedentes” de liquidez. En 2007 el gobierno colocó  TES en subastas por $6.5 billones, en 2008 espera cerrar el año con  $9.3 billones y en el Proyecto de presupuesto se proyecta en $13 billones.  En cuanto a las tasas 2006 promedio 6%,  en el I semestre de 2008   al 12%,  a cuanto van a llegar en el 2009? Una de las consecuencias  de acudir a los TES en mayor medida es que se va a elevar aún más  las tasas de interés y va a presionarse sobre la inflación. Los bancos  van a encontrar un gran atractivo para hacerse a ellos, toda vez que,  tal como lo muestras sus P & G, sus mayores ganancias provienen  precisamente de la negociación de estos títulos. “Si al menor  consumo se le agrega una disminución de la inversión extranjera y  se le añade una política monetaria expansiva, haría que el sector  financiero estuviera más dispuesto a asumir riesgos de mercado  (comprar TES) que a generar crédito y prestar plata”52.  Estamos ya avisados de que buena parte de los recursos del FOSYGA53,  los del ICBF, los del FNR, entre otros, terminarán “congelados”  y los directores de los institutos convertidos en administradores de  portafolios de inversión, mientras se aplaza la inversión social a  falta del socorrido “espacio fiscal” para ejecutarlos. 
Complementariamente  al crédito interno, el gobierno tiene previsto colocar bonos  por valor de US $1.900 millones en el exterior para financiar  el presupuesto de 2009 y ello en momentos en que la aversión al riesgo  y los altos spreads de la deuda podría complicar tales planes. Según  cifras del B de la R la deuda externa de mediano y largo plazo del gobierno  central asciende a $52.1 billones la cual demandará, de conformidad  con el Marco Fiscal del Ministerio de Hacienda demandará el pago de  $3.7 billones, equivalente a un punto del PIB, sólo por concepto  de intereses este año.  Y estos se elevarán aún más, habida  consideración que todos los países de la región han registrado en  los últimos meses un incremento en la clasificación de riesgo –  país sobre los bonos del Tesoro de los EEUU, debido a la crisis de  confianza en los mercados emergentes. El promedio en la región conocido  como Embi Plus, mientras el 2 de junio pasado estaba en 162 puntos,  hoy se encuentra para Colombia en casi 656   puntos después que en agosto se encontraba en 223, casi el triple.  Vale anotar que 100 puntos equivalen a un punto porcentual. Ahora que  el peso se está devaluando nuevamente, la deuda externa se encarecerá  aún más. En síntesis, el país tendrá que hacer mayores erogaciones  para servir la deuda externa, tanto por concepto de los mayores intereses  a pagar como por la devaluación y ello afectará seriamente el equilibrio  de las finanzas del gobierno central. Todo esto hace pensar que el hueco  fiscal para el año que viene o será del 3% como lo tiene programado  el gobierno sino que podrá superar el 4.5%. Ya lo anunció el Ministro  de Hacienda al dar al revelar la actualización del Plan Financiero  para 2009: “con respecto al Marco Fiscal, la proyección del pago  de intereses se incrementa en 0.2% del PIB, debido esencialmente a un  mayor pago por intereses de deuda externa”54. En efecto,  de $1.08 billones que el gobierno nacional deberá pagar de más por  intereses de la deuda este año, frente a lo que inicialmente se tenía  programado en septiembre pasado, $611.000 millones corresponden a los  mayores intereses de la deuda externa. Al mayor costo de la deuda externa  han contribuido la mayor devaluación del peso y el alza del spread  de la misma, de tal suerte que después de proyectar pagos por $3.7  billones por concepto de intereses el monto de estos se trepó a $4.31  billones. Por ello, no es ninguna gracia que el gobierno haya logrado  colocar bonos por US $1.000 millones, como lo anunció el Ministro de  Hacienda55; ello no es muestra de la confianza en el país,  como se ha querido hacer ver, sino que los rendimientos que ofrecen  los hacen atractivos. 
COMPETITIVIDAD  EN BAJA
Colombia tampoco supo aprovechar este buen momento que ha tenido la economía desde el 2003 para avanzar en competitividad a través de la mayor productividad; acostumbrados como estábamos a ganar competitividad por cuenta de la devaluación de la moneda y de la reducción de los costos laborales, se hizo muy poco por avanzar en la Agenda Interna para la competitividad. Y los resultados están a la vista. Según el último reporte del Foro Económico Mundial (FEM), quizá el más conocido de todos en la materia, el país retrocedió el último año 5 escalones en su Índice de competitividad, al pasar del lugar 69 al 74 en el escalafón que comprende a 134 naciones. Y ello ocurre por segundo año consecutivo. Esta es una pésima noticia para el país, pues viene a contradecir el supuesto avance de que venía dándose ínfulas respecto al ranking de competitividad del Banco Mundial, medido por el Índice Doing Business. Como se explica esta contradicción? Muy sencillo, el Índice del Banco Mundial tiene un concepto más restrictivo de la competitividad, reduciéndolo al “entorno para hacer negocios”. El del FEM es más comprensivo al definir la competitividad como el conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan la productividad de un país. Mientras el FEM incluye entre otros la calidad de la infraestructura de transporte y telecomunicaciones y la estabilidad del ámbito macroeconómico, el DB se concentra en temas de eficiencia en trámites y régimen tributario. En el termómetro del FEM 2008 Colombia perdió 25 posiciones en estabilidad macroeconómica y 18 en eficiencia del mercado laboral y mejoró ligeramente en innovación e infraestructura.
     
Pero, lo que más llama  la atención de este hecho de por sí deplorable es que a pesar de la  pirotecnia que se hace a propósito de la “seguridad democrática”,  considerada la joya de la corona, uno de los ejes  fundamentales de  la política de gobierno, los resultados de esta encuesta que se  realiza nada menos que entre los mismos empresarios son un mentís a  sus presuntos éxitos, por lo menos en lo que hace relación a la percepción  que tienen de ella los empresarios. Concluye el FEM que  “Colombia es el país con los mayores costos para los negocios por  cuenta del terrorismo…La seguridad es el tema en que peor estamos  los colombianos… Mientras que la seguridad en general en  Colombia está en el puesto 127 del ranking entre 134 países, los  costos del terrorismo para los negocios están en el puesto 134, es  decir, al final de la lista”.  Y qué decir de los puertos; al evaluar la infraestructura “en este  tema, los únicos que ocupan una posición aceptable son transporte  aéreo (54) y suministro eléctrico (56). La calidad de los puertos,  una de las variables estudiadas, es dentro del capítulo de infraestructura,  la peor ubicada, al ocupar el lugar 108, mientras que los ferrocarriles  y las carreteras están en las posiciones 100 y 91 del análisis, respectivamente. 
Otro estudio, esta vez sobre el grado de prosperidad del país, entendida  como la combinación entre riqueza material y satisfacción con la vida,  sirve para medir qué tanto promueven los países el crecimiento económico  y la calidad de vida de sus ciudadanos, en el que Colombia fue incluido  por primera vez, tampoco le favorece. Entre 104 países ocupó el puesto  61; lo más diciente es que las economías del vecindario de tamaño  similar están por encima de Colombia. Sólo Perú en la región, que  ocupa el puesto 65, está por debajo de Colombia. Y vale la pena tener  en cuenta que la sede del Instituto Legatum, que es quien adelanta este  estudio está en los Emiratos Árabes, ahora que el gobierno en medio  de sus apuros está volteando los ojos hacia el Medio Oriente, en busca  de crédito e inversionistas, en donde ni siquiera tenemos representación  diplomática.  Y lo que más se destaca en este estudio es que en lo  que está peor Colombia, entre todos los indicadores considerados en  el mismo que son 46, es justamente en competitividad económica, en  el que ocupa el lugar 75. Es bueno advertir que los estragos de la crisis  se extendieron también hasta el Medio Oriente acarreándole pérdidas  que superan los US $350.000 millones en el mercado bursátil desde enero,  en momentos en que los seis países del Golfo están empeñados en un  programa de reconversión industrial supremamente ambicioso. Como lo  indican consultores de Medley Global Advisor, los enormes proyectos  tendientes a proveerse de energía y agua potable a su población, así  como los proyectos petroquímicos, tienen embolatada su financiación  y están enfrentando costos más elevados para su consecución. De modo,  que no nos podemos hacer muchas ilusiones, pensando que vamos a encontrar  allí fácilmente una fuente alterna de financiación y de IED. 
SE RETRAE  LA IED
Es un hecho  que la afluencia de inversión extranjera directa (IED) al país ya  se está viendo impactada con la crisis. De acuerdo con el Institute  of Internacional Finance los flujos de capital privado hacia las economías  emergentes en el 2009 no superarán los US $165.000 millones, lo cual  representa un bajonazo con relación a 2008 que fue de US $466.000 millones  e inferior en un 82% con respecto a 2007, que batió todos los record  con US $929.000 millones. Según el gobierno nacional, en el caso Colombiano  la caída de la IED sería de sólo el 7% con respecto a 2008, lo cual  esta muy alejado de la realidad, sobre todo si se tiene en cuenta que  el 70% de dicha inversión tiene como destino al sector de Minas y Energía,  uno de los más golpeados por la crisis. Diferentes analistas estiman  que este año dicha inversión estará entre US $5.000 y US $7.000 millones,  después de haber alcanzado un máximo histórico en el 2007 de US 9.028  millones. Este escenario no va a cambiar, así el Presidente Uribe anuncie,  como lo hizo en el Foro Económico Mundial en Davos, que “no podemos  permitir que esta crisis asesine la iniciativa privada. Esta crisis  no puede entenderse como la crisis de la iniciativa privada, sino como  la crisis del capital especulativo”56. Eso es estar a las  afueras de la realidad, de que hablaba Octavio Paz, no es más que predicar  en el desierto. Ahora bien, un estudio de Fedesarrollo concluyó que  entre 2002 y 2007 la IED aportó un promedio de un punto porcentual  al crecimiento del PIB; por lo tanto, su caída frenará aún más el  crecimiento ya de por sí reducido. Es obvio que la caída en las remesas  y en la IED están afectando la tasa de cambio; el peso colombiano,  después de ser la moneda más revaluada, ahora es la más devaluada  de todas; en los primeros 57 días del año 2009 la devaluación fue  del 15.7%, superando con creces el 11.36% de todo el año anterior,  elevando la cotización del dólar por encima de los $2.500 por dólar. 
FALLA EL  MOTOR DE LAS EXPORTACIONES
La devaluación  podría favorecer las exportaciones de no ser por las adversas circunstancias  a las que están abocadas, producto también de la misma crisis global.  Según las proyecciones del gobierno nacional las exportaciones caerán  un 18% en el 2009 y ello es grave, pues según un estudio reciente del  FMI una caída de 10% en las exportaciones en Colombia trae aparejada  una reducción de 2 a 3 puntos porcentuales en el PIB frente al nivel  inicial. Y este escenario es el más probable en 2009 dado el comportamiento  que se observa de las ventas a sus tres principales mercados, en su  orden los EEUU, Venezuela y Ecuador. De hecho En los primeros siete  meses del 2008 las exportaciones colombianas crecieron 42.7% en comparación  con las realizadas en igual período en 2007. Pero en noviembre, las  exportaciones cayeron un 27.2%, para cerrar el año con un crecimiento  del 29.3% con respecto a 2007. Es necesario aclarar que el mayor crecimiento  en el valor de las exportaciones tradicionales (16.7%) y no tradicionales  (59.2%) obedece al alza de los precios internacionales que se dio antes  de que estallara la crisis en septiembre de 2008; porque ese mismo crecimiento  pero en términos de volumen fue más bien modesto en el caso  de las tradicionales (7.8%) y negativo en el cado de las no tradicionales  (- 6.8%).  “Proyectamos que estaríamos negociando algo más  de US $32.000 MM de dólares, cuando en 2008 negociamos US $40.000”57,  afirma Javier Díaz, Presidente de Analdex. Ello significaría una baja  en las exportaciones del orden del 20%!  De acuerdo con el más reciente Latinfocus Consensus Forecast, para  este año se espera que el déficit en cuenta corriente de la balanza  de pagos se amplíe aún más situándose en un 3.6% del PIB, 1.2  puntos porcentuales por encima del registrado el año anterior,  lo cual equivaldría a una suma superior a los US $2.000 millones. La  gran pregunta es cómo va a hacer el gobierno para financiar este déficit,  toda vez que, por la tendencia que ya se observa, el superávit en la  cuenta de capitales se va a ver disminuido y ya vimos que las remesas  también. Esta combinación de factores va a impedir que la tasa de  cambio baje por un buen rato. En tales condiciones, no le va a quedar  otro camino al B de la R que echar manos de las reservas internacionales,  que por fortuna se encuentran en un buen nivel (US $23.038 millones,  a octubre de 2008); el Latinfocus calcula que dichas reservas se reducirán  en el transcurso de 2009 en US $1.300 millones. 
Este es otro  flanco vulnerable que tiene Colombia, puesto que sigue sin diversificar  su oferta exportadora y sus exportaciones se mantienen concentradas  básicamente en tres mercados, los EEUU, Venezuela y Ecuador, los cuales  representan en este momento el 56.2% y ya sabemos cómo andan las relaciones  con estos países. Casi el 50% de las exportaciones no tradicionales  (NT) van a los países de la CAN. Las malas relaciones diplomáticas  han enturbiado las relaciones comerciales por la personalización de  esas relaciones por parte del gobierno colombiano, mientras no se despresidencialicen  va a ser muy difícil recomponerlas. Otra observación que tenemos que  hacer sobre el renglón exportador es que Colombia sigue relativamente  estancada en su sector externo, sin vigorizarlo, realmente no tenemos  una oferta exportable que valga la pena, en este sentido nos rezagamos  cada día más. Y seguimos, además con el cuello de botella que representan  sus carencias en materia de infraestructura de transporte y portuaria,  en ello el atraso es superior a 50 años; estas falencias, como ya lo  vimos, le restan competitividad a las exportaciones colombianas. 
EL DRAMA  DEL DESEMPLEO
Como lo afirma  el director de la OIT, Juan Somalia, “nos enfrentamos a una crisis  del empleo de alcance mundial”58, quien estima que esta  crisis le va  costar al mundo 50 millones de empleos en 2009, 50.000  diarios, de los cuales entre 1.5 y 4 millones corresponderán a América  Latina y el Caribe, con una caída entre 0.3 y 0.4 puntos porcentuales.  La tasa de desempleo a nivel mundial se situaría en 7.1%, abarcando  a más de 200 millones de seres. Este pronóstico es “realista, no  alarmista”59 advirtió el director de la OIT. De hecho,  en Colombia entre noviembre de 2007 y noviembre de 2008 puso su cuota  inicial: según el DANE, 450.000 personas perdieron su empleo en dicho  lapso, más del 30% de ellos en el sector rural, lo cual es sumamente  dramático y eso que apenas estamos entrando al túnel. No olvidemos  que Colombia exhibe la más alta tasa de desempleo en la región,  es el único país en el que persiste una tasa de desempleo de dos dígitos.  Según las últimas cifras reveladas por el DANE, la tasa de desempleo  pasó del 13.1% en enero de 2008 a 14.2% en enero de 2009, la tasa  más alta para este mes en los últimos cinco años, para un salto  de 1.1 puntos porcentuales, elevándose a 2.830.000 el número de desempleados,  308.000 más que un año atrás, alejándose  ostensiblemente de la meta del gobierno de llevar a un solo dígito  la tasa de desempleo a escala nacional. La peor parte la ha llevado  el sector rural, pues mientras la pérdida de empleo asalariado en el  orden nacional fue de 5.5%, en el campo la pérdida fue de 13.4%; entre  noviembre pasado y enero de este año la desocupación en el campo subió  de 7.7% a 8.7%, lo cual afecta a 367.000 trabajadores. Concomitantemente  con la pérdida del empleo se acrecienta el fenómeno de la informatización  y precarización del mismo; es así cómo el empleo informal, el del  rebusque, pasó de 56.3% enero de 2008 al 57.7% en el último trimestre.
Esta tendencia  es brutal, toda vez que, según estudio reciente, si para la década  de los 80 la baja en un punto del PIB se reflejaba en la pérdida de  0.7 puntos en el empleo, ya para el período comprendido entre 1999  y 2008 el impacto era de 1.4 puntos y últimamente, entre 2002 – 2008,  por cada punto que baja el crecimiento del PIB se pierden 2 puntos (¡!)  en el empleo. Mirando el problema desde otra perspectiva, señala el  experto Hugo López que “si hace cinco años se requería un crecimiento  económico del 4% para reducir en un punto la tasa de desempleo, hoy  se requiere el doble, dado los aumentos de productividad”60.  Lo más grave es que la desocupación viene golpeando con mayor rigor   a los jóvenes entre 14 y 26 años, particularmente a los más pobres,  cuya tasa llegó según el reporte del DANE a 28.9% en el 2006, prácticamente  el 50% de los desempleados de este país son jóvenes y lo que es peor  el 16% de ellos no estudia, no trabaja y tampoco busca empleo, vagan,  qué calamidad.  
Abrumado por  estas alarmantes cifras y ante su impotencia, el Ministro de Protección  Social Diego Palacio sólo atinó a descargar sobre las Cajas de Compensación  Familiar la tarea de enfrentar el desempleo, acelerando la ejecución  de los proyectos de vivienda de interés social en todo el país y la  rápida entrega de subsidios con e la misma destinación. Según él  “de esta manera se lograrían 4.200 empleos directos, una cifra importante  en esta primera alianza con el sector privado”61. Pero,  estos 4.200 puestos de trabajo que se crearían sólo representan el  2.1% de los puestos que perdería el mercado laboral colombiano si la  economía crece 2% o 1.6%, como lo acaban de pronosticar ANIF y Fedesarrollo,  respectivamente62 y ANIF y no el 3% en el que se plantó  el gobierno. Ello se explica por el hecho que, según el propio Ministro  de Protección, “cada punto porcentual que aumenta el desempleo significa  la pérdida de 197.000 plazas de trabajo”63 y cada año  se incorpora un nuevo contingente de 400.000 personas que van en busca  de trabajo. Este, entonces, es sólo un paliativo, que no le hace ni  cosquillas a la enormidad del problema. Por su parte ASOCAJAS pondrá  a disposición de sus afiliados recursos por $70.000 millones en créditos  y microcréditos para las pequeñas y medianas empresas. Y, yéndose  por la línea del menor esfuerzo, con la disculpa de que “es más  fácil y barato para nosotros subsidiar la no destrucción que la creación  de empleos”64, se acaba de expedir el Decreto 525 del 23  de febrero, amparándose en la Ley 590 de 2000, permitiendo el enganche  de trabajadores con descuento automático de los parafiscales. Este  puede ser el comienzo del desmonte de los mismos y el fin de instituciones  tan importantes como el SENA, el ICBF y las cajas de compensación familiar.   Complementariamente, se acometerá un agresivo programa de capacitación  y reentrenamiento de las personas desempleadas “con el propósito  de que puedan reincorporarse de manera efectiva al mercado laboral”65,  cuando de lo que se trata es de retener al que está empleado en momentos  en que el mercado laboral lo expulsa. Como lo dijo El Espectador, “en  suma, es difícil saber qué es más grave: si el problema del empleo  o la solución propuesta por el Ministro de Protección Social”66.  Esto es un mal presagio, no quiero hacer de aguafiestas, pero tengo  que ser realista, que no pesimista, aunque un pesimista suele ser un  optimista mejor informado. Por algo a la economía se le conoce como  la ciencia lúgubre  
EL PLAN DE  CHOQUE A LA COLOMBIANA
Pero, mientras  el Ministro de Hacienda le hacía el anuncio al país sobre la necesidad  de recortar el presupuesto para la vigencia de 2009, la directora del  DNP, Carolina Rentería, para no quedarse atrás respecto a lo que están  haciendo los demás gobiernos, también anunció un plan de “choque”  contracíclico, con inversiones del orden de los $55 billones (10.7%  del PIB) en proyectos de transporte, minas y energía, telecomunicaciones,  agua y saneamiento básico entre otros, con los cuales supuestamente  se generarían 800.000 puestos de trabajo, desde luego no todos nuevos.  La inconsistencia entre las cifras que maneja el Ministerio de Hacienda  y los anuncios con bombos y platillos por parte de Planeación Nacional  no puede ser mayor. Este monto de inversiones representaría un incremento  del 22% con respecto al año anterior, abultado con los $32 billones  que correrían por cuenta del sector privado. ”67.  Compaginar el anuncio del recorte presupuestal por parte del Ministro  de Hacienda con este monumental esfuerzo de inversión de $23 billones  por parte del sector público en medio de semejantes afugias, es tanto  como pretender dar con la cuadratura del círculo. Ni en los EEUU ni  en ninguna otra parte en donde se han propuesto estos planes de choque,  se han tenido en cuenta los recursos que eventualmente invertiría el  sector privado, pues el llamado a jalonar el crecimiento de la economía  en esta etapa a través del mayor gasto es el Estado y no los particulares.  El ejercicio del DNP consistió en hacer un barrido del Plan de inversiones  y del presupuesto para la vigencia 2009 e identificar los proyectos  allí contemplados, basados en unos supuestos que han venido siendo  revaluados y pasando por alto el hecho de que hay un antes y un después  del estallido de la crisis. Como afirma El Tiempo: “La inmensa  mayoría de lo anunciado esta semana fue definido cuando no había ninguna  sospecha de que se presentaría una destorcida como la actual”68.  No se trata, entonces, de proyectos nuevos, por lo que no se  puede hablar con propiedad de un plan de choque, es sólo un remedo  del mismo y con tales anuncios se están creando falsas expectativas  al país.
Qué tan viable  es este Plan de “choque”? Veamos: el Plan Financiero para este año  tiene prevista una inversión en hidrocarburos del orden de los $23.6  billones, de los cuales $10.8 billones corresponden al sector privado,  cifra esta que no se compadece con el comportamiento de este durante  los años 2006, 2007 y 2008, con precios de crudo que oscilaron entre  US $50 y US $147.50, cuya inversión fue de $4.7, $6.8 y $5.169,  respectivamente. Sólo el optimismo panglosiano del gobierno lo lleva  a comprometerse con dicha inversión, en momentos que el precio del  crudo está bordeando los US $40 el barril y el propio gobierno en sus  estimaciones en el Plan Financiero de 2009 le está apostando a un precio  de US $50 para 2009. En cuanto a la inversión de $11.6 billones en  vivienda, hay que recordar que el número de licencias aprobadas en  2008 medidas en metros cuadrados cayó estruendosamente, a una  tasa promedia del 10.7% mensual, después de un crecimiento del  17.6% en 2007 y el mejor indicador de la actividad constructora son  precisamente las licencias aprobadas. Lo que acaba de ocurrir con la  más importante licitación en curso, la de los “Corredores Arteriales  de Competitividad” por valor de $2.5 billones, cuya orden de apertura  fue revocada por el director encargado de INVÍAS, Juan Gabriel Berón  Zea, dizque para “ajustar la actuación de la entidad, adecuando la  matriz de riesgos previsibles”70, es la más clara muestra  de la imprevisión e improvisación con la que se ha venido manejando  el sector. Vale la pena recordar que la licitación del túnel de la  Línea se abortó 3 veces (¡!) antes de adjudicarla finalmente y el  tan publicitado Plan 2.500, convertido en una colcha de retazos, que  ha sido un fiasco total. 
Será que el  mismo equipo que ha fracasado en la estructuración y puesta en marcha  de estos proyectos es el idóneo para encabezar esta colosal empresa?   El estudio ya mencionado hecho por profesores de la Universidad de los  Andes en relación a los consejos comunales que preside el Presidente  de la República, nos da la pista de tanto desgreño, al referirse a  la forma improvidente como se malversan los recursos públicos: “esto  evidencia el uso ´populista´ de los recursos destinados para infraestructura…pareciera  haber un divorcio entre los asesores técnicos del gobierno y quienes  aplican las políticas. La razón: aunque en los diferentes documentos  en los que se fijan las pautas y las prioridades del país como el Plan  Nacional de Desarrollo o Visión Colombia 2019, en materia de infraestructura  vial no se han seguido esas pautas…el gasto público en infraestructura  vial no se está canalizando mediante criterios técnicos. La  inversión en infraestructura no se orienta a mejorar la integración  entre los centros de producción, consumo y exportación”71.  Razones suficientes para pensar que el acometimiento de las obras de  envergadura que el país está pidiendo a gritos no será para pronto,  como se requiere, y ellas pueden quedarse en el papel que lo resiste  todo. A la incapacidad que ha demostrado el gobierno para la ejecución  de proyectos de infraestructura, se viene a sumar la falta de espacio  fiscal y, lo que es más grave la restricción y encarecimiento del  crédito externo a consecuencia de la crisis. Como afirma el Presidente  de la Cámara Colombiana de la Infraestructura, Juan Martín Caicedo  Ferrer, “se desperdiciaron los años dorados en los que había financiación  y recursos para la ejecución de obras importantes para el país, y  en este momento es mucho más difícil darle luz verde a estos proyectos”72.  Como lo afirma El Espectador, este “es de lejos el mayor lunar de  los dos gobiernos del Presidente Uribe”73
El impacto  de la crisis ya ha empezado a sentirse en el país. La multinacional  suiza Glencore International AG  acaba de vender a Xstrata – en la  que a su vez tiene una participación del 35% -, su participación en  PRODECO, la tercera empresa carbonífera en importancia en el país,   al tiempo que le planteó a su socio ECOPETROL la necesidad de reprogramar  las inversiones previstas en el Plan Maestro de Desarrollo de la Refinería  de Cartagena (Reficar), que compromete inversiones del orden de los  US $4.000 millones. Glencore, aduce como razón sus dificultades para  acceder a recursos de crédito para financiar su inversión, pero a  ello hay que sumar la pérdida de interés en todo el mundo en este  tipo de proyectos, dada la caída de los precios del crudo y sus derivados.  Este es uno de los proyectos claves del paquete de inversiones dispuesto  por el gobierno para amortiguar el coletazo de la crisis, habida cuenta  que allí se generarían 5.000 empleos. El Presidente de la República,  Alvaro Uribe Vélez, al mejor estilo de Chávez, amenaza furibundo con  que “si en la Refinería (Glencore) nos queda mal, corre el riesgo  de que le cancelemos todos los contratos que tienen en Colombia”74.  Semejante estropicio es una pésima señal para los inversionistas en  momentos que el país más necesita de ellos. Por su parte el Ministro  de Minas y Energía, Hernán Martínez, sostuvo que “Glencore dice  que no puede conseguir la financiación basado en la crisis financiera  mundial. Si ellos no la pueden conseguir, pues ECOPETROL la conseguirá,  o de pronto ellos pondrán la mitad y nosotros la otra,  pero el proyecto no se para”75. Cabe preguntarse,  por qué no pensaron en ello antes de dar el paso de escindir primero  y privatizar después la refinería de Cartagena; ahora, resulta que  Glencore tiene la sartén por el mango, pues ellos poseen el 51% de  las acciones de la misma76 y por lo tanto sin su con sentimiento  nada puede hacer Ecopetrol, que de dueño de la refinería pasó a convertirse  en socio minoritario. Glencore se vio forzado a retirarse de Reficar  y a ofrecer en venta sus acciones, con lo cual el gobierno ha terminado  propinándose un tiro en el pié. Ahora, lo que sigue es el pulso en  torno a la valoración de las acciones y la adquisición de las mismas,  ya sea por parte del mismo ECOPETROL o de un tercero; mientras tanto  l proyecto seguirá en el congelador. Y no se puede pregonar la seguridad  inversionista al tiempo que se conmina a Glencore para que reconsidere  su decisión y “cumpla su compromiso de inversión en la ampliación  de la Refinería de Cartagena”77, de lo contrario se tendrá  que ir del país. Esta esquizofrenia espanta a la inversión y a los  inversionistas, pues allí donde debe primar la discreción y la prudencia  se está aposentando la discrecionalidad y la altisonancia. 
No hay que perder de vista que el caso de Glencor en Colombia no es aislado, ya que “grandes inversiones en recursos naturales, incluyendo un proyecto de refinería de US $1.000 millones en Perú y una expansión minera en Brasil, están siendo revisado”78, por la misma razón y no por ello les han endilgado a sus desarrolladores “falta de transparencia”79 como se acaba de hacer en Colombia con Glencore. En este caso, como en tantos otros similares, se pone de manifiesto que todo discurso demasiado enfático y vehemente, suele encubrir lo contrario de lo que se pregona. Entre tanto, la petrolera norteamericana OXY acaba de informar que suspende hasta nueva orden sus inversiones en exploración petrolera en el país, por las mismas razones. Ello es explicable y está ocurriendo por doquier, se está cancelando, congelando o postergando la ejecución de importantes proyectos, pues ni el gobierno ni los particulares tienen la plata debajo del colchón y ambos tienen que salir a buscar financiación y es lo que no hay como consecuencia de la crisis. Trajo a colación el Presidente Uribe en la entrega del Premio a la Excelencia una frase de Don Pepe Sierra, en el sentido que “Cuando está barata la panela, es que hay que sembrar caña”; desafortunadamente, así no funciona la racionalidad económica, es preciso buscar otro mejor consejero. Así invite el Presidente de la República a que “Trabajemos en esta época de crisis para que, estando ocupados, no tengamos tiempo de sentir temores”80, el mercado es asustadizo y sus agentes también, qué le vamos a hacer.
COHESIÓN O EXCLUSIÓN SOCIAL
Uno de los  tres ejes de la política de este gobierno, además de la “Seguridad  democrática” y la “Confianza inversionista” es la cohesión social.  Pero, cabe preguntarse si con este modelo económico pro  – rico será posible contribuir a la inclusión y a la cohesión  social o, por el contrario, se está auspiciando una especie de darwinismo  social81. Aquí se ha creído que lo que es bueno para las  empresas y los empresarios tiene que ser bueno para el país; como en  su época se decía de General Motor, que lo que era bueno para la multinacional  era bueno para los EEUU. La verdad es otra: lo que no es bueno para  el enjambre tampoco es bueno para la abeja, sentenció Marco Aurelio.  Y las cifras de la CEPAL, que son tremendamente aterradoras, nos sacan  de dudas. Colombia, a diferencia de lo que pasó en otros países de  Latinoamérica no sólo no mejoró la distribución del ingreso en estos  últimos años de bienandanza de la economía, sino que empeoró,  al pasar de un Índice de Gini,  en el que  1 es la máxima concentración y 0 es la igualdad completa,  de 0.572 en el 2000 – 2002 a 0.584 en el 2002  – 2005, pasando del nivel de desigualdad alto a muy alto en la estratificación  según el coeficiente Gini de la distribución del ingreso. Sólo  Haití y Bolivia tienen un Gini peor que Colombia. En el Índice de  desarrollo Humano que maneja el PNUD no le va mejor a Colombia, pues  el coeficiente Gini es todavía mayor (0.59) y observa que entre 177  naciones, Colombia pertenece a la exclusiva liga de las 8 que presentaron  peores indicadores de inequidad.  Como lo sostiene la ex ministra y  Senadora de la República, Cecilia “Cuando la economía colombiana  estaba en crisis a finales del siglo pasado, era menor la brecha  entre ricos y pobres, pero esta aumentó  significativamente entre 2003 y 2005. En ese momento, el ingreso  del 10% más rico llegó a ser casi 25 veces más que el del 40% más  pobre”82. En Colombia, según otra fuente, la relación  de ingresos entre el quintil más rico y el más pobre está alrededor  de 20. Esta misma relación en el mundo desarrollado, como para tener  un referente, promedia un 5. Es decir, que los frutos del crecimiento  en estos años no se han compartido, sino que se han concentrado en  pocas manos, no se ha dado el “goteo”, como lo califica el FMI,  en el sentido que “la riqueza que se genera en la punta de la pirámide  termine llegando a la base”. Los frutos del crecimiento durante que  ha sido excepcional en los últimos años, se concentraron en los segmentos  más ricos de la sociedad, “en una palabra, las políticas económicas  no han servido para solucionar el malestar de la población, que se  ha venido agudizando desde finales de la década pasada”83.  Por lo demás, el PIB per cápita de Colombia ha estado persistentemente  por debajo del promedio de América Latina.
Al parecer el equipo económico del gobierno participa de la teoría de Kuznets, de que “el ciclo de desigualdad crece en la etapa de despegue económico” y que después, como quien dice se emparejan las cargas. Se asume que una mayor desigualdad es el costo del crecimiento; pero, esta teoría ha sido revaluada hace rato. La propia CEPAL sostiene que “una mejor distribución del ingreso, además de disminuir el número de pobres, refuerza el crecimiento” y, como lo sostiene Asesina y Rodrick, “los países con mala distribución del ingreso y la riqueza tienden a crecer menos”. Además, como lo sostiene el ex presidente español, Felipe González, “es que la desigualdad pone en peligro el crecimiento. El Modelo económico que no redistribuye los ingresos no es exitoso”. Como lo sostiene un equipo de investigadores del Banco Mundial “Esos niveles altos de desigualdad, afirman los tres investigadores, son el factor más crítico de la exclusión social, porque erosionan las posibilidades de movilidad social y menoscaban la potencia del crecimiento económico para mejorar la calidad de vida, pues los beneficios no llegan a la población marginada y empobrecida.”84. Y No perdamos de vista lo que afirma el pensador inglés Anthony Gidden: “La desigualdad de oportunidades de una generación, es la desigualdad en resultados en la siguiente” y bien ha dicho Fernando Montaner que “la miseria sin remedio ni esperanza, convierte a las democracias en esclavos o marionetas”. Cualquier parecido con nuestra realidad no es mera coincidencia. No será esta la hora de escuchar la admonición de Sarmiento Angulo y que en su momento no encontró eco alguno, en el sentido que “…el bajo crecimiento genera pobreza en cascadas y si no se hace algo la situación social del país no se va a poder controlar”85. El premio Nóbel de Economía Joseph Stiglitz afirma sentenciosamente que “índices elevados de desigualdad, sobre todo como consecuencia del desempleo, pueden derivar en descontento social, es probable que aumente la criminalidad y se genere un clima que no sea atractivo para los negocios”86, que es lo que empezamos a ver en nuestro martirizado país. Como lo afirmó John F. Kennedy, que “si una sociedad libre no puede ayudar a sus muchos pobres, no podrá salvar a sus pocos ricos”. Hace falta una gran dosis de sindéresis por parte de la dirigencia de este país para entender que el barco está haciendo agua y que algo hay que hacer para evitar que zozobre, no se vaya a repetir la historia del Titanic, que mientras este se hundía la orquesta seguía tocando a todo timbal. El Estado “ de opinión” o “comunitario” que agencia este gobierno y su apego por el fracasado Modelo económico Neoliberal, lo alejan cada vez más del Estado de derecho que nos rige, para abrazar la doctrina Neocon del conservadurismo compasivo propios de la derecha, esto es del Estado del Malestar, en contraposición al Estado del Bienestar de la Socialdemocracia.
    LA  ERA DE LA RESPONSABILIDAD
En su discurso  de posesión como Presidente de los EEUU dijo que “el éxito de nuestra  economía ha dependido siempre, no sólo del tamaño de nuestro PIB,  sino del alcance de nuestra prosperidad; de nuestra capacidad de  ofrecer oportunidades a todas las personas,  no por caridad, sino porque es la vía más firme hacia nuestro bien  común…Lo que se nos exige ahora es una nueva era de responsabilidad”.  Esta exige, como es apenas lógico, la inclusión social y la sostenibilidad  ambiental del crecimiento de la economía, que deben primar sobre la  avaricia y la mezquindad del enriquecimiento de unos pocos a expensas  de las más amplias mayorías. Y es que no puede ser de otra manera,  como afirma Portafolio, “tiene  que eliminarse la dicotomía entre las políticas económicas y las  políticas sociales, y el empleo es su vínculo natural”87. Ello es tanto más cierto, porque,  como lo sostiene Viviane Forrester, “en la actualidad un desempleado  no es objeto de una marginación transitoria, ocasional, que sólo afecta  a determinados sectores; está atrapado por una implosión general,  un fenómeno comparable con esos maremotos, huracanes o tornados, que  no respetan a nadie y a quien nadie puede resistir”88 y,  lo que es más deprimente “el oprobio desalienta  toda reacción  distinta de la resignación mortificada”. Ahora, que merced a la crisis  global y del estruendoso fracaso del neoliberalismo se reivindica el  importante papel del Estado, hay que estar ojo avizor, no vaya a ser  que su intervención sólo se justifique para sacar de apuros a los  pulpos financieros y a los grandes emporios empresariales. Es imprescindible  que el sentido de la solidaridad también cierre, como cierran los números  que dan cuenta de lo financiero, porque la esperanza es la mejor respuesta  al terror; de otro modo, la paz y la estabilidad de las instituciones  democráticas estarán en peligro. Los pobres, los excluidos, los discriminados,  los desplazados de este país, tendrán que estarse diciendo para sus  adentros con Conchita Méndez,  ahora que este gobierno toca a  su fin, “sí será la última pena, me pregunto cada vez que una pena  se me acerca para hacerme entristecer”. 
Por nuestra  parte, retomamos las palabras de Joan Robinson en su Filosofía económica:  “es labor de los economistas, no decirles a los gobernantes lo que  deben hacer, pero sí mostrarles que lo que hacen está de acuerdo con  los buenos principios” o de lo contrario ejercer el sagrado derecho  a disentir expresando nuestras opiniones, en el entendido que las ideas  se combaten con ideas. Nuestra fortaleza debe estar en la fuerza del  argumento y no en el argumento de la fuerza.
EPÌLOGO
Así las cosas,  insistir en una nueva reelección pondría en grave riesgo el Estado  Social de derecho, pues se acentuarían aún más, por si faltara, los  desbalances entre el ejecutivo y las demás ramas del poder público,  al punto que terminaría caricaturizándose el régimen democrático  en el que se soporta. El aserto del Nobel de la literatura José Saramago  en el sentido que ¨hay palabras que son latas vacías. Una que no está  completamente vacía, pero se está  vaciando rápidamente es la democracia¨ es aplicable al caso colombiano.  La perpetuación en el poder hace daño a la Nación, pues como lo sostuvo  Montesquieu ¨cuando un gobierno dura mucho tiempo se descompone poco  a poco sin notarlo¨ y el no lo dijo pensando en las próximas elecciones  sino en las próximas generaciones. Estamos asistiendo al agotamiento  de un proyecto político, a la fatiga del primer mandatario, a su desgaste  inoficioso, con grave desmedro de la eficiencia y la eficacia de la  administración. El ejecutivo no sólo ha invadido el ámbito de la  competencia de las otras ramas, sino que viene copando todos los  espacios, imponiendo su agenda, con grave desmedro de los partidos  políticos, cada vez más fragmentados e invisibilizados. Por esta vía  se puede arribar a extremos tan aberrantes como indeseables, como lo  acaecido en Venezuela, en donde prácticamente desaparecieron los partidos  históricos, error este que sus sectores democráticos no terminan de  lamentar. Lo propio podemos decir de la oposición, de la que no se  puede prescindir y que es tan importante que Lord Acton aseguraba que  “en las democracias la oposición es un órgano de soberanía popular  tan vital como el gobierno, cancelar la oposición significa cancelar  la soberanía del pueblo”. En una verdadera democracia la oposición  no es un estorbo sino una imperiosa necesidad, al punto que el gran  Clemenceau acuñó una frase histórica para ponderar su importancia,  diciendo que “si este gobierno no tiene oposición tendremos que  inventarla”. No es admisible, entonces, que se le estigmatice  porque cumple su papel, que se le constriña, que se le pretenda reducir  a su impotencia, sin caer en lo que Juan Luis Cebrián no duda en calificar  como democracia fundamentalista. Los resultados que arrojó el más  reciente Barómetro de las Américas, del que hacen parte la Universidad  de los Andes, la Vanderbilt University y la agencia estadounidense USAID,  mueven a preocupación, pues el 49.5% de los colombianos encuestados  cree que el Presidente debe limitar aún más el accionar de los partidos  de oposición. El ex canciller venezolano Gabriel Valdés dijo algo  muy sabio: “en el sistema democrático, el que ganó no puede destruir  al que perdió, ni el que perdió puede hacer invivible la Nación tratando  de destruir al que ganó”. A este respecto bien vale la pena abrir  el debate en torno a la viabilidad del sistema parlamentario, el cual  permitiría tramitar las diferencias entre el gobierno y la oposición  sin poner en riesgo la estabilidad de las instituciones y la continuidad,  que no continuismo, de las políticas públicas. La desinstitucionalización  de este país es el peor legado de los dos períodos de la administración  Uribe y prolongarla en el tiempo sería arrasador. 
La política  es la expresión concentrada de la economía, entre una y otra hay una  gran imbricación, de tal suerte que difícilmente una mala política  puede ser portadora de una buena economía. La crisis de confianza es  la peor de todas las crisis, porque afecta la percepción y las expectativas  de los agentes económicos y ello es lo que ha venido aconteciendo en  el país lo que hace que el Presidente Uribe tiene el sol a sus espaldas.  No es dable esperar que las mismas políticas ofrezcan resultados diferentes,  de allí la importancia del relevo en las posiciones de comando; ese  es el sentido que tiene la alternancia en el poder. Aferrarse al poder  impide que este fluya y se renueve y termina viéndose afectado por  la esclerosis múltiple hasta colapsar. Está muy bien que se le dé  al pueblo la oportunidad de reelegir ciertas y determinadas políticas  si se aviene a ellas, lo que no está bien es que se pretenda reelegir  una y otra vez a una misma persona escarneciendo la genuina voluntad  popular. 
En este sitio se ofrecen los insumos necesarios para asumir una Nueva Economía Solidaria de tipo Cooperativo Moderno hoy generalizada en los países màs Socialdemòcratas de Izquierda del mundo desarrollado en Europa, entre organizaciones de la comunidad que asumen de Accionistas de Empresas Libres de la Economìa de Interès General, estructuradas como Consorcios, por ello mismo, eminentemente Solidarias y Comunitarias; aún desconocidas en nuestro medio. a pesar de nuestra vocación Sociademócrata.
Dicha Nueva Economìa, en consecuencia deberá adelantarse sin más dilaciones en dos fases:
la primera de orden Pluralista con unos nuevos agentes económicos estructurados en Consorcios de Comunidades rurales y Urbanas en las Subregiones los cuales serán totalmente .incluyentes, como hace ya más de un siglo en Europa, a saber,
1) las organizaciones sociales, comunitarias y, en especial, de
2) usuarios de los precarios servicios públicos esenciales que el Estado Nación y sus entes teritoriales prestan en los 1050 municipios atrasados y abandonados, en materia de educación, salud, acueducto, electrificación etc. a los conciudadanos oriundos y/o residentes en los mismos.
La Segunda Fase : la Dualista: conformando en las distintas Subregiones Internas y Fronterizas del Estado Naciòn y sus Entes Territoriales,
1)Consorcios Públicos Subregionales entre sus Entidades Descentralizadas y los Consorcios de comunidades señalados anteriormente
2)Empresas Mixtas (Consorcios Públicos Subregionales) entre sus Empresas Estatales con las Filliales de los Consorcios Solidarios de Comunidades Subregionales y sus respectivas Sucursales en cada Subregión
Espero que sea justipreciado este nuevo Modelo Económico por las
grandes potencialidades de:
- crear riqueza
- aumentar en grandes proporciones la producción de alimentos
esenciales y otros bienes agrícolas esenciales
- generar abundante empleo agrícola e industrial
- Establecer ecoproyectos agroindustriales
- organizar con ellos clusters para dar origen a zonas económicas
especiales con la égida de la Economía Solidaria Moderna Internacional, en cada una de las 25 zonas interdepartamentales internas y 5 zonas fronterizas abandonadas y atrasadas que tiene el país y nuestros vecinos
- establecer Nucleoproyecto Pedagógicos Municipales de 300 hectáreas
en tierras de la nación entregadas por sus aclcaldes progresistas y/o
el Incoder al Agencia del Consorcio de Comunidades CONSOLIDE S.A.
Empresa de Utilidad Pública con el NIT,;800.052716-1 para
- darles empleo a los conciudadanos usuarios del Servicio de Educación e integrados a sus Asociaciones de Padres de Familia, que sean de los estrtos 0, 1, 2 y 3 en los 1050 municipios de las categorías 7, 6, 5, 4, 3 y en la periferia de los 2 y de los 1.
Estas iniciativas tienen ya, incluso, aval del BID
3) Hoy es, no sólo técnica y económicamente posible, sino totalmente necesario, traer unas 200 Sucursales Internacionales de este tipo de Empresas que proliferan en distintos subsectores económicos en la hoy Europa del Bienestar; y, así mismo,
4) Asumir tan visionario proceso Socialdemócrata y Cristiano en mora de estructurarse en nuestro medio, con la égida de Empresas Solidarias de Utilidad Pública e Interés General, como CONSOLIDE S.A; u, otras de igual naturaleza en nuestras subregiones atrasadas y abandonadas; y, ello, con el fin de
5) Hacer una Globalización por la base - con las organizaciones de la comunidad - y
6)una APERTURA SOLIDARIA EN LAS SUBREGIONES más pobres del país y del Subcontinente Latinoamericano para
7) Empezar a configurar la Civilización del Amor que promovió el Cristinismo Primitivo y la Patristica con su Solidaridad generalizada entre las Comunidades Cristianas del Mundo entonces conocido, para perfilar un Nuevo Orden Mundial en el tercer Milenio que a penas comienza
Ténganse como acertadas orientaciones las enseñanzas históricas al respecto en Europa, en libros como: Empresas de Interés General de Walter Hesselbach, Editorial Siglo XXI, 1985!, del cual dejé una copia en la Luis Angel Arango, para orientación de los más interesados en el Tema de la Evolución ( origen y evolución histórica en los últimos 600 años ) de las Instituciones Económicas, Sociales, Culturales y Políticas de la Socialdemocrácia Europea, totalmente desconocida en nuestro medio de general atraso, obscurantismo y subdesarrollo tercermundista.
En el BLOG que se presenta a los demócratas de la Nación puede apreciarse un prospecto de las herramientas con las cuales se podrá darle aplicación a esta estratégia de desarrollo socioeconómico en los municipíos más dinámicos de cada zona interdepartamental
En ellos se podrá establecer al efecto una Sucursal de CONSOLIDE S.A. para liderar estos procesos eminentemente socioeconómicos y de empoderamiento de las organizaciones sociales y comunitarias para su vinculación a la economía moderna, integrados económicamente.
Esperamos su gentil y entusiata acogida
Cordialmente,
Germán G. Rodríguez Valencia
Investigador Social y ensayista
Gerente de CONSOLIDE S.A.




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